El objeto que cayó el pasado 23 de abril en el techo de una casa en Agua Zarcas de San Carlos sí es un meteorito. Así lo confirma un análisis realizado por la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los investigadores denominaron a esta roca como el Meteorito de Aguas Zarcas. Este nombre es provisional, pues debe ser sometido a la organización Meteoritical Society para su aprobación final.
Según detalló la UCR en un comunicado de prensa, se trata de un meteorito pétreo condrítico, compuesto principalmente por silicio, hierro y magnesio.
Es muy probable que la edad del meteorito se acerque a los 4.560 millones de años, aunque es necesario llevar a cabo estudios mayores para confirmarla.
El fragmento principal tiene un peso de 1.071 gramos y fue analizado en la casa de habitación donde cayó, con ayuda de equipo especializado de la Sección de Petrografía y Geoquímica de la Escuela de Geología. En esa casa se encontraron otros fragmentos, para un total de 1.152 g que llegaron al hogar.
Muchos otros fragmentos menores han aparecido, pero se desconoce el total de la masa recuperada por los pobladores. De acuerdo con el informe, el impacto en otras zonas hizo cráteres de hasta 14 centímetros de diámetro.
“El tamaño del meteorito de Aguas Zarcas, antes de fragmentarse, fue probablemente significativo”, cita el informe científico, aunque es imposible detallar las dimensiones y el peso total.
¿En qué consistió el análisis?
Los geólogos Gerardo Soto Rodríguez, Óscar Lücke Castro y Pilar Madrigal Quesada fueron a la zona de la caída del meteorito el pasado 26 de abril para realizar trabajo de campo.
La Nación conversó con Soto, quien indicó que solo se ha realizado la primera parte del estudio, que consiste en un análisis macroscópico (a simple vista), pero que esto es suficiente para confirmar que efectivamente se trata de un meteorito.
“A partir de la muestra se hacen observaciones. Hay cosas muy características de los meteoritos que no tienen otro tipo de rocas u objetos. Hacemos análisis internos y externos”, explicó el especialista.
Por ejemplo, Soto expresó que se observaron estructuras llamadas ragmaliptos, que son estructuras o trazos que se forman en la superficie del meteorito mientras se encuentra en vuelo. Estos trazos indican la dirección de la caída del objeto cuando ingresa a la atmósfera.
También se notan superficies de fusión, que son trazos milimétricos que se dan debido al calor que experimenta este cuerpo celeste al ingresar a la atmósfera terrestre.
“Durante el ingreso a la atmósfera el meteoroide se somete a temperaturas por encima de los 1.500°C, suficiente como para fundir la superficie rocosa del meteorito, por lo que se preserva una corteza de fusión vidriosa con indicadores de la dirección de caída”, aseguró el informe.
A lo interno se observan cóndrulos, partículas de escala milimétrica que se formaron como pequeñas esferas fundidas en procesos de alta temperatura durante la formación del Sistema Solar y la Tierra.
“Además, hay otras cosas que nos confirman que se trata efectivamente de un meteorito: hubo un bólido visible, la gente lo vio pasar en la fecha en que apareció en la casa en Aguas Zarcas”, puntualizó Soto a La Nación.
Esta es la primera vez que un equipo de científicos costarricenses tienen la oportunidad de observar y analizar un meteorito recuperado en suelo nacional; anteriormente, se produjo un evento similar en el país el 1.° de abril de 1857. En esa oportunidad, un fragmento del objeto fue llevado a la Universidad de Chile, donde fue analizado por Ignacy Domeyko.
Estudios futuros
¿Qué es un meteorito?
La ciencia hace una diferencia entre distintos cuerpos celestes de esta clase.
FUENTE: UCR. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
El análisis macroscópico es la primera parte de los estudios. A esto le falta aún un análisis microscópicos y de laboratorio que darán pistas más puntuales del Meteorito Aguas Zarcas.
Soto explicó que la mujer de la casa donde cayó el meteorito es su dueña y ella conserva la mayor parte del cuerpo celeste.
No obstante, los científicos tienen una pequeña parte de la muestra necesaria para llevar a cabo estas pesquisas.
“Falta determinar a detalle la clasificación exacta del meteorito. Ver si es más común o más raro de los meteoritos avistados y recuperados anteriormente en otras partes del mundo. Todo esto es muy importante a nivel científico", mencionó el geólogo.
El científico subrayó que estos eventos, aún cuando ahora hay mayores tecnologías para detectarlos, son eventos sumamente raros en el orbe, por lo que el valor científico de este análisis es alto.
“En el mundo se recuperan unos pocos meteoritos al año. Se logran recuperar y se estudian solo un puñado, que puede variar de entre cinco y diez casos al año”, concluyó Soto.