“Con este dispositivo se puede analizar de todo. Hasta lo más extraño. Me ha tocado estudiar las fibras de ropa para saber si a escala diminuta un jabón dejaba residuos después del lavado. O ver la composición de materiales sintéticos a una escala realmente diminuta".
De esta forma, Christopher Arciaga, representante de la empresa Zeiss, describió los alcances de de la microcospía electrónica, una herramienta única en Centroamérica, que ahora utilizará la Universidad de Costa Rica para ampliar partículas diminutas hasta un millón de veces.
Sin necesidad de lentes (pues funciona con electrones), esta tecnología de microscopios puede brindar grandes beneficios a diversos campos de la actividad humana.
“No trabaja con luz, son electrones. Los electrones no se guían con lentes, si no con fuerzas electromagnéticas. Es muy funcional cuando queremos ver estructuras sumamente pequeñas y saber, por ejemplo de qué están hechas”, puntualizó el especialista.
Estas palabras las dijo mientras terminaba de capacitar a los ingenieros del Centro de Investigaciones en Estructuras Microscópicas (CIEMIC) de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el uso de esta tecnología.
El nombre microscopio es Zeiss Sigma 300. Este consigue una definición mayor que sus modelos anteriores, dado que trabaja con un filamento de circón que permite imágenes muy finas, ofreciendo una resolución y definición muy detalladas de estructuras ínfimas.
¿Cuán pequeñas son las partículas que analiza? Rafael Loáiciga, ingeniero del CIEMIC quien lleva 29 años de trabajar con microscopía electrónica, explicó que pueden verse muestras tan pequeñas como un nanómetro (esto quiere decir la mil millonésima parte de un metro).
“Por ejemplo, la resolución de un ojo es de 0,2 milímetros (unos 200.000 nanómetros). En este equipo la resolución es de 0,7 nanómetros (unos 0,000 007 milímetros). Esto es mucho más que el modelo anterior que era de dos nanómetros", explicó Loáiciga.
Además, según afirmó José Miguel Marín, ingeniero del CIEMIC, este nuevo microscopio puede amplificar las partículas analizadas hasta un millón de veces con una fidelidad de imagen muy alta. El modelo anterior permitía amplificar 300.000 veces.
Asimismo, el procesamiento de las muestras con otros microscopios tarda tres días, con este se obtiene el mismo día.
¿En qué puede usarse?
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Los especialistas lo resumen así: en todo. No hay área del conocimiento que no pueda beneficiarse de la microscopía electrónica ni de sus aplicaciones: ingenierías, física, química, cualquier ciencia de la salud, geología, arqueología.
Por ejemplo, el Hospital San Juan de Dios envía a sus patólogos al CIEMIC a analizar biopsias, tejidos de autopsias o algún otro tipo de material biológico que no logran ver con la resolución y el detalle de los microscopios que hay en el centro médico.
Pero también esto puede servir para el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) a la hora analizar muestras de asfalto.
Compañías constructoras también estudian sus materiales de construcción: varillas, mezclas de cemento, y hasta los clavos.
“Pongamos de ejemplo las ciencias forenses. Ellos deben revisar todo tipo de materiales en una escena del crimen: tejidos biológicos como piel, cabellos, dientes; pero también balas, materiales punzocortantes, fibras de ropa. Todo esto puede hacerse con estos equipos si se requiriera ir a niveles realmente diminutos”, aseveró Arciaga.
Por esta razón, Maribel Vargas, directora del CIEMIC, indicó que este microscopio (así como todos los del centro) están a disposición de quienes lo necesiten. Ahí tienen personal altamente capacitado en el uso y mantenimiento de los equipos, por lo que los servicios puede utilizarlo cualquier investigador de cualquier área del conocimiento, sin importar si trabaja en la UCR o no. Las empresas privadas, de igual manera, pueden solicitar estos servicios.
“Son equipos a los que no solo se les da mantenimiento reparándolos si fallan, hay mantenimiento preventivo muy constante, en algunos equipos cada seis meses. Aquí hay dispositivos que están desde la década de 1980 con nosotros y funcionan muy bien debido al mantenimiento”, comentó Vargas.
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Con los usos tan variados de la microscopía electrónica, tanto Loáciga como Marín recordaron las aplicaciones más curiosas que han debido analizar en el CIEMIC.
“Hace un tiempo una señora estaba haciendo una casa y mandó a raer cerámica de Italia de primera calidad. Ella tenía sus dudas de que le estuvieran ‘metiendo gato por liebre’ y le cobraran cerámica de segunda como si fuera de primera. Con el análisis vimos que, efectivamente, la estaban engañando”, rememoró Loáciga.
Marín complementó: “un muchacho me trajo piezas de oro precolombino porque quería certificarlas y asegurarlas. Luego de analizar ocho piezas vimos que solo una era 99% oro”.
Vargas también recordó otros servicios que han dado, como al Museo Nacional, en los que se estudiaron balas encontradas y se vio que eran las mismas utilizadas por los ejércitos de otros países.
Con este nuevo equipo se podrán observar con una muy buena resolución, mayor amplificación y un procesamiento más rápido objetos que pueden ponerse al servicio de la sociedad en todos los ámbitos de la vida, aseguraron.