Una ya llegó al espacio interestelar; la otra, voló cerca de los gigantes de nuestro sistema solar: Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y, ambas, cumplen entre agosto y setiembre, 40 años de viaje espacial.
Como su nombre lo dice, las Voyager 1 y 2 son naves viajeras y exploradoras. Fueron lanzadas el 5 de setiembre y el 20 agosto de 1977, respectivamente, desde Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos.
Son las naves creadas por la humanidad que han llegado más lejos, y a ellas le debemos saber que existen volcanes activos fuera de la Tierra: en Io, una de las lunas de Júpiter, por ejemplo.
Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la Administración de Aeronáutica y del Espacio (NASA) aseguró que las Voyager: “Nos han educado sobre las maravillas desconocidas del universo y han inspirado a la humanidad para continuar explorando nuestro sistema solar e incluso más allá”.
Sus informaciones también nos han sugerido la existencia de un océano subterráneo en Europa, una de las lunas de Júpiter o que existe una atmósfera más parecida a la Tierra en el sistema solar, en la luna Titán de Saturno, entre otros hallazgos.
Mientras la Voyager 1 ahora se encuentra a 13.000 millones de millas de la Tierra, la Voyager 2 está a 11.000 millones de millas y, según NASA, se espera que entre en el espacio interestelar en los próximos años.
Mensajeras. En su trayecto, estas naves gemelas no solo se proponen extraer información, sino también compartir imágenes y sonidos de la humanidad, en caso de que vida extraterrestre las encuentre dentro de millones de años.
En su interior, cada una de ellas alberga un disco de oro, titulado “Los sonidos de la Tierra”. El contenido, según explica NASA, en uno de sus blogs, estaba compuesto por 118 fotografías, 90 minutos de música, saludos en 55 idiomas humanos y un lenguaje de ballenas.
Asimismo, “un ensayo con soporte de audio que contenía desde pozos de lodo burbujeantes, hasta perros ladrando y el estruendoso despegue de un cohete Saturno V, un extraordinariamente poético saludo del Secretario General de las Naciones Unidas y las ondas cerebrales de una joven mujer enamorada”.
A futuro. Aunque los descubrimientos de las Voyager han conseguido sorprender a la humanidad durante cuatro décadas, para Ed Stone, científico del proyecto Voyager basado en Caltech en Pasadena, California, lo mejor está aún por venir.
“Las cosas más emocionantes que encuentren en los próximos cinco años (las sondas) es probable que sean algo que no sabíamos que estaba ahí fuera para ser descubierto”.
Desde su concepción, las naves fueron equipadas para resistir a las fuertes radiaciones de Júpiter y eso las preparó para sus siguientes viajes en el espacio interestelar.