Jerusalén. DPA. Tras varias décadas de excavaciones, un grupo de arqueólogos, liderados por el “Indiana Jones” israelí, Ehud Netzer, anunció ayer el descubrimiento de la tumba de Herodes el Grande, quien reinó sobre Judea en la época del nacimiento de Jesucristo, según la Biblia.
“Un gran misterio fue resuelto”, comunicó la Universidad Hebrea de Jerusalén, que dirigió las excavaciones cerca del desierto de Judea, y describió el hallazgo como “uno de los más destacados en Israel en los últimos años”.
Aunque en el mausoleo no se hallaron restos humanos, los investigadores aseguran que se trata de la tumba de Herodes por sus características y ubicación.
“Descubrimos la tumba de Herodes en Herodium”, dijo el profesor Netzer en una rueda de prensa en Jerusalén, tras excavar en busca de la tumba durante los últimos 40 años.
Herodium, bautizado en honor al monarca, es uno de los principales palacios que Herodes construyó durante su reinado de casi cuatro décadas sobre Judea, al servicio de los romanos, en el primer siglo antes de Cristo.
Ubicada unos 15 kilómetros al sur de Jerusalén, se trata de una construcción con un muro doble, rellena con tierra, con lo que se creó una colina artificial.
Historiadores y arqueólogos llevan buscando la tumba allí desde 1972, pero, en los primeros intentos, excavaron en la zona equivocada del recinto.
Investigación. El profesor Netzer señaló que consiguió dar con el lugar exacto al reconstruir el cortejo fúnebre, tal como se describe en fuentes históricas locales.
El equipo comenzó a excavar en el verano pasado y rápidamente halló la base de un mausoleo destruido. Finalmente, hace unas tres semanas, encontró los restos de un sarcófago, que, según se cree, fue el ataúd de piedra de Herodes.
Netzer comentó que el sarcófago de Herodes es muy singular, y que solo se encontró uno parecido en la Tumba de los Reyes, en Jerusalén Oriental.
Los escritos del historiador judío-romano Flavio Josefo, combinados con la tumba “única”, y una gran escalera de seis metros que llevaba a ella, así como otras evidencias, como un gran podio, convencieron a Netzer de que, finalmente, había encontrado el lugar que buscaba.
Si bien Josefo describió la procesión del funeral en sus Guerras Judías , no entró en detalles sobre la tumba, y sólo escribió: “El cuerpo fue de esta manera transportado por una distancia de doscientos estadios a Herodium, donde, de acuerdo con las órdenes de los muertos, fue enterrado. Así finalizó el reinado de Herodes”.
Sin dudas. A pesar de que la evidencia fue circunstancial, la localización y naturaleza única del sarcófago “no dejan dudas” respecto de que se trata de la tumba del rey, dijo Netzer en conferencia de prensa.
“El descubrimiento es significativo, en primer lugar, porque es una figura muy conocida, pero también por su proximidad a la época del nacimiento de Jesús”, dijo Netzer.
“Al parecer, algunos fragmentos del mausoleo fueron destruidos intencionalmente por rebeldes judíos durante las revueltas contra los romanos, unos 70 años después de la muerte de Herodes”, añadió el arqueólogo.
Herodium está ubicado en el centro de Judea, en Cisjordania, justo al sur de Belén y al este del mar Muerto.
El profesor Netzer ha estado excavando lugares asociados con Herodes, incluyendo Masada y el Palacio de Invierno en Jericó, por unos 40 años, y comenzó a excavar en Herodium en 1972.
Durante muchos años, Netzer y su equipo de arqueólogos israelíes, ayudados por beduinos locales, se centraron en excavar otra zona de Herodium, en la que, al parecer, fue la primera opción para enterrar a Herodes.
Pero, agregó Netzer, el monarcadebió haber cambiado de opinión al final de su vida y, en vez de eso, eligió una ubicación en la parte noreste de la fortaleza.
Otra explicación de por qué se demoró tanto en hallar la tumba es que las excavaciones se paralizaron durante largos períodos, durante la primera y la segunda Intifada de los palestinos, y luego fueron retomadas en el 2005.
Además de los fragmentos del sarcófago, hecho de piedra caliza, los arqueólogos también encontraron urnas decoradas entre las ruinas. Pese a que las excavaciones continuarán, aún no se han hallado inscripciones ni en la plataforma del mausoleo ni en los restos del ataúd.