En Medio Oriente, se conservan reliquias religiosas consideradas sagradas según la fe de cada grupo. En Israel, una antigua iglesia ha atraído a miles de cristianos debido a la creencia de que ahí se celebró la Última Cena, un evento bíblico que describe la despedida de Jesús con sus apóstoles antes de su crucifixión.
Este pasaje, mencionado en la Biblia, relata cómo Jesús se reunió con sus discípulos la noche anterior a su condena, advirtiéndoles sobre su destino y la traición de Judas. Los fieles creen que este evento ocurrió en el Cenáculo, una casa de piedra caliza de dos plantas, ubicada en Jerusalén, que ha permanecido intacta por más de 2.000 años y hoy forma parte de una iglesia católica, siendo un punto clave en la ruta de la crucifixión de Jesús.
La identificación del Cenáculo como el lugar de la Última Cena se basa en registros documentales y artísticos que datan del siglo IV d.C., los cuales mencionan y representan la casa como el sitio donde Jesús vivió sus últimas horas de libertad antes de ser entregado a Poncio Pilato. Según el Evangelio de Lucas, Jesús pidió una habitación amplia y amueblada para la ocasión, ubicada en las afueras de Jerusalén, en Sión.
En el 560 d.C., los griegos ortodoxos descubrieron un mapa antiguo que señalaba el Cenáculo, respaldado por una pintura del siglo IV que mostraba a Jesús y sus discípulos en una visita al lugar.
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A pesar de estas referencias, los arqueólogos no han logrado excavar el suelo del Cenáculo para verificar si el edificio existía en la época de la crucifixión. Según el medio británico DailyMail, hubo intentos de estudiar la estructura, pero las condiciones del lugar han dificultado el trabajo.
En 2019, la Autoridad de Antigüedades de Israel utilizó escaneos láser para analizar pinturas que incluyen al Cenáculo y recrear un prototipo del edificio. Sin embargo, la oscuridad y las remodelaciones constantes han impedido avances significativos. Se espera que, con registros históricos y permisos especiales, se pueda realizar una nueva investigación arqueológica que confirme si el Cenáculo fue realmente el lugar de la Última Cena.
En una entrevista con Fox News, Amit Re’em, arqueólogo del distrito de Jerusalén, señaló: “Necesitábamos descifrar los símbolos antiguos”. Añadió: “Espero que en el futuro podamos realizar una investigación arqueológica clásica a pequeña escala”.
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