Guácimo. En el terreno que hoy ocupa la Universidad EARTH, en Limón, se esconde un tesoro arqueológico que un equipo de investigadores del Museo Nacional está desempolvando.
El sitio se llama Las Mercedes y abarca 25 hectáreas. Allí, en un periodo comprendido aproximadamente entre el 1500 a. C. y el 1500 d. C. , habitó una población indígena huetar cuya importancia arqueológica podría igualar a la del Monumento Nacional Guayabo.
“Este sitio es una joya patrimonial y merece toda la atención de los investigadores, pero lamentablemente es uno de los menos estudiados”, dijo Ricardo Vásquez, arqueólogo del Museo Nacional quien lidera la excavación.
El yacimiento comprende 15 montículos o plataformas de piedra dispersos alrededor de un conjunto central.
La vía principal de acceso al complejo central son dos calzadas construidas en direcciones contrarias, pero que tienen un punto de confluencia. La estructura está protegida por dos grandes muros de 110 metros de largo.
Ese es el escenario que el grupo investigador halló tras varias jornadas de trabajo intermitente desde el 2004 y cuya última etapa finalizó ayer, tras seis semanas de excavaciones.
Sin embargo, el sitio es viejo conocido: fue descubierto durante los trabajos de construcción del ferrocarril al Atlántico en 1871.
A finales del siglo XIX y principios del XX, varios arqueólogos extranjeros realizaron más investigaciones que se interrumpieron a raíz de la explotación bananera y cacaotera de la finca.
Ahora, el Museo Nacional ha retomado su investigación en busca de un valioso testimonio de nuestro pasado precolombino.
Sociedad independiente. Además de los montículos y calzadas, los arqueólogos han descubierto piezas artísticas y utilitarias. Todos estos objetos permiten hacer una reconstrucción de cómo era la sociedad que allí vivía.
Según los expertos, la evidencia arqueológica confirma la existencia de una sociedad vecina a Guayabo, pero con su propia estructura política. “A pesar de su cercanía geográfica, Guayabo y Mercedes eran dos cacicazgos independientes, pero muy importantes pues la presencia de estructuras monumentales así lo demuestra”, afirmó Vásquez.
Ambos grupos compartían muchos rasgos culturales, pero sus gobiernos eran autónomos.
La estructura social estaba constituida por tres estratos. En el nivel superior figuraba el cacique máximo con algunos secundarios. El estamento siguiente era la élite burocrática, y el tercer nivel lo integraban el resto de los ciudadanos.
Ingeniería de construcción. Los montículos hallados son plataformas que se usaron como base para las construcciones de los palenques o viviendas indígenas.
“El sistema constructivo diseñado por este grupo era simple, pero revela un manejo magistral de la nivelación en espacios restringidos. El objetivo era elevar el terreno y lograr una superficie plana para levantar ahí sus construcciones”, dijo el arqueólogo.
Según Vásquez, los indígenas colocaron varias hileras de piedras para formar una base a la cual le aplicaron un relleno artificial hecho con tierra arcillosa.
Los montículos se ubican dispersos alrededor de un centro principal donde se realizaban actividades públicas.
“Las vías de ingreso formal a esa área eran dos largas calzadas o caminos de piedra. Esto significa que eran vías de comunicación internas, y no interregionales, como se creía”, concluyó Vásquez.
El Museo contó con el apoyo de especialistas y un grupo de estudiantes del Departamento de Arqueología de la Universidad Estatal de Nueva York en Albany.