Peculiares ratones andan jugando en dos laboratorios chinos. A simple vista se ven como roedores comunes y corrientes, pero lo curioso de estos pequeños es el proceso que los llevó a nacer.
Los animalitos en cuestión son el producto de una célula de piel de un ratón adulto que, mediante un proceso en el laboratorio, se le “engañó” para que reprogramara su reloj biológico y se comportara como una célula madre embrionaria, que pueden dar origen a cualquiera de los tipos de tejido en el cuerpo de un ser.
Una de esas células madre embrionarias inducidas se introdujo luego en un embrión ‘vacío’ y, dentro de una ratona que sirvió de vientre de alquiler, se desarrolló hasta que, 20 días después, nació el peculiar ratón.
Todo este complicado camino para que nacieran estos ratones tiene una motivación científica: demostrar que las células de la piel reprogramadas para que se vean y comporten como células madre embrionarias, realmente gozan de todas las características de una célula madre embrionaria.
La máxima prueba es lograr que un nuevo ser vivo nazca a partir de una de esta células reprogramadas, hazaña que los equipos de Qi Zhou, del Instituto de Zoología de Pekín, y de Fanyi Zeng, de la Universidad Jiao Tong de Shangai, han conquistado. Sus reportes científicos acaban de ser publicados en las revistas Nature y Cell Stem Cell , respectivamente.
Valiosas células. Las células madre embrionarias son células muy especiales pues son pluripotentes: pueden dar origen a todos los tipos de células de un ser vivo, en el caso de los humanos, a los 220 tipos de células en nuestro cuerpo. Se desarrollan cuando el embrión tiene pocos días de formado y su misión es dar origen a todas las células que van a crear el ser en gestación.
Fuera del útero y en un laboratorio, estas poderosas células pueden ser utilizadas para comprender los procesos involucrados en el desarrollo y crecimiento de un ser, probar la respuesta de un tejido a un fármaco y hasta para desarrollar tejidos para ser trasplantados a una persona.
Para obtener las líneas de células maestras para uso en el laboratorio hay que esperar hasta el quinto día de desarrollo del embrión y luego extraer las células de él, ocasionando la destrucción del embrión. Justamente la destrucción de embriones es la razón por la que está línea de investigación científica ha enfrentado grande debates éticos.
En el 2006, Shinya Yamanaka, investigador de la Universidad de Kioto, Japón, esbozó una técnica para escapar la controversia: con solamente agregar cuatro genes a la célula de la piel –que tiene instrucciones para comportarse únicamente como una célula cutánea–, el reloj biológico de esa célula regresa a “cero” y se convierte en una célula que es igual a una célula madre embrionaria.
Sin embargo, estas células reprogramadas no habían logrado pasar la prueba de dar origen a un ser vivo.
Los ratones. Los equipos de Qi Zhou y Fanyi Zeng ya lograron sobrepasar ese umbral científico. Sus ratoncitos nacieron tras lograr con éxito el desarrollo de una de estas células reprogramadas dentro de un embrión tetraploide.
El embrión tetraploide se construye en el laboratorio al hacer que se funcionen dos células de un embrión recién fertilizado. El resultado de esa fusión es un embrión vacío: están las células que pueden formar la placenta mas no las que van a dar origen al desarrollo del nuevo ser.
Dentro de ese embrión vacío, hecho a partir de células de ratones de pelaje blanco, los científicos insertaron la célula reprogramada de un ratón de pelaje negro y luego la pusieron dentro del cuerpo de la madre de alquiler para que creciera.
Al fin de 20 días, nació el ratón negro, igualito al ratón que donó su célula de piel para iniciar todo este proceso.
Aunque los científicos lograron su hazaña con éxito, la técnica enfrenta sus dificultades. En el caso del laboratorio de Qi Zhou, de 624 embriones solo 27 ratoncitos lograron nacer, con una tasa de éxito del 3,5%. En el caso de Fanyo Zeng, de 187 embriones solo nacieron dos, con una tasa de éxito de tan solo el 1,1%.
Y, a pesar de que algunos de los ratones de Qi Zhou ya han tenido hijos y hasta nietos, los científicos han notado que los pequeños animales gozan de una esperanza de vida más corta que aquellos de su especie que han nacido por los métodos naturales.
Las razones de por qué eso sucede deberán ser estudiadas para ver cuán idénticas son las células madre embrionarias a las que son reprogramadas para comportarse como si lo fueran.