Un equipo internacional de científicos anunció el jueves el descubrimiento del esqueleto más antiguo de un homínido –un miembro de la misma familia de los seres humanos– que nos acerca más al momento en que compartimos un ancestro común con los actuales chimpancés y gorilas.
La nueva especie ha sido bautizada Ardipithecus ramidus , que literalmentel quiere decir: “Raíz de los monos de tierra”. Aunque este animal no fue un mono, su nombre se relaciona con que los científicos creen que vivía parte de su tiempo en árboles y otra parte en la tierra, hace unos 4,4 millones de años.
Los científicos calculan que el ancestro común entre los homínidos y los monos vivió hace unos seis millones de años.
Coloquialmente, al individuo más completo encontrado, una corpulenta hembra de 50 kilos de peso y unos 120 centímetros de altura, se la presentó como Ardi .
Ardi es un millón de años más vieja que Lucy , el famoso esqueleto de Australopithecus afarensis que hasta el jueves era el esqueleto de un homínido más viejo conocido, y que vivió hace unos 3,2 millones de años.
Lucy seguirá siendo importante en la historia de la evolución humana porque muestra el momento en que los homínidos caminaron erguidos, aun antes de desarrollar grandes cerebros.
Sin embargo, Ardi es para los científicos un hallazgo igual o incluso más importante y obligará a reescribir los libros de ciencia que suponían que el ancestro común de chimpancés y humanos se parecía más a ellos que a nosotros.
El detalle del hallazgo se publicó en once artículos de la edición del viernes de la revista Science , y fueron escritos por 47 científicos.
Cambio de perspectiva. Hasta este jueves, la gran mayoría de científicos creía que el animal del cual descienden hombres y monos se parecía más a estos últimos.
Sin embargo, la gran cantidad de huesos preservados, entre ellos partes de pelvis, piernas, pies, brazos y manos, permiten concluir que Ardi era tan capaz de caminar con dos piernas como de trepar a los árboles, aunque con menos habilidad que los chimpancés actuales.
Pese a ello, Ardi no tenía un buen arco en el pie y seguramente no podía caminar o correr trayectos largos, como los humanos.
Así, para los científicos, el hallazgo sugiere que los homínidos y los simios africanos han seguido senderos evolutivos muy diferentes cada uno, y eso implica eliminar una idea muy extendida hasta ahora: que los chimpancés podían considerarse una especie de reemplazo de nuestro último antepasado común.
A pesar de la investigación, no se puede concluir si Ardi tuvo descendencia y, por lo tanto, menos aún si es un antecesor directo de los humanos modernos.
No obstante, los científicos sí están seguros de que, si no es un antecesor director de los humanos, Ardi se parece mucho a lo que ese homínido debió haber sido.