‘Es una escultura muy sufrida’
Escultor
¿Cuál fue el reto más grande que presentó este trabajo?
Fue recrear el mundo espiritual de Juan Pablo II en la escultura. El reto fue darle toda su autoridad como papa, reflejar su amor por la humanidad y el estímulo que le transmitía, así como toda su gestualidad. Algunos elementos como la mitra los simplifiqué para enfatizar en los aspectos más profundos de su personalidad.
¿Cuán satisfecho quedó?
Muy satisfecho, aunque fue una obra que sufrí mucho porque cuando pasamos la pequeña maqueta al mármol le hicimos importantes modificaciones. Cuando se trabaja directamente sobre el mármol hay mucho sufrimiento porque uno no sabe si el resultado será el que se espera: uno está en un andamio, se baja, se aleja 20 metros para ver cómo va la escultura y vuelve a subir a trabajar. Fue una obra muy sufrida.
¿Existe un sentimiento diferente al trabajar en una obra como esta?
Sí. Conocí a Juan Pablo II, él me ayudó muchísimo como persona, así que quise darle una carga espiritual diferente. Cuando trabajaba con el mármol trataba de sentir y reflejar su personalidad. Es muy diferente a una escultura normal, en que uno es más libre; aquí había que imprimir la espiritualidad, había que comunicar esas fuerzas más allá de la razón. Esta obra es más que un retrato.