¿Dónde estaba usted el 20 de julio de 1969?
Estaba en el Centro Estudiantil de la Universidad de Connecticut, era mi primer año de universidad. Había cientos de estudiantes, todos pegados al televisor. Ahí me acomodé en un rinconcito a ver el evento tan emocionante.
¿Qué sintió en ese momento?
Una tremenda emoción, como el resto de la gente. Yo pues claro ya tenía una cierta comunión con los astronautas, siempre había seguido todo el curso de sus vidas, sabía quiénes eran… me consideraba una especie de experto en el tema, pero en el momento sentí esa comunión con el resto de la gente que se identificaba con esas dos personas que estaban ahí en la superficie de la Luna. Y yo pensé, ‘acabo de ver esto y ya estoy en los Estados Unidos, ya estoy un poquito más cerca’.
¿Usted creyó en ese momento que estaría en la Luna algún día?
Exacto. Estaba ya un poquito más cerca de mi objetivo de llegar a ser astronauta y yo había legado a Estados Unidos con ese fin. Y, en ese momento, sentí que la distancia no era tan grande como antes. “La imagen del programa espacial se volvió mucho más nítida, pero también hubo un cierto realismo porque una vez que se dio ese alunizaje y siguieron otras misiones, estaba la guerra en Vietnam en pleno apogeo y el presidente Nixon canceló el programa lunar. El programa fue cancelado muy rápidamente después de haber logrado la hazaña de llegar a la Luna antes que los soviéticos.
¿Por qué?
Era, en parte, una carrera que ya se había ganado. No había ningún incentivo en seguir adelante porque la razón por la cual esa hazaña se hizo fue simplemente una competencia contra la Unión Soviética, otra superpotencia que estaba también de camino a la Luna. La carrera se terminó, la contienda la ganó Estados Unidos y luego todo el mundo se fue a casa.
¿Y dónde quedó su sueño?
Yo quería estudiar ingeniería aeroespacial en la Universidad de Connecticut y mis profesores me recomendaron que no lo hiciera porque en ese momento había miles de ingenieros aeroespaciales sin trabajo, muchos de ellos con doctorados en ingeniería espacial que estaban manejando taxis. “En ese momento también, por pura casualidad, empezó la primera escasez de combustible y hubo un gran énfasis en obtener recursos energéticos diferentes a los combustibles fósiles. Hubo un gran interés en la energía nuclear (…) y me desvié, me metí más en la física y la energía nuclear. Ya, una vez que me gradué, fui a parar al Instituto Tecnológico de Massachusetts a empezar a trabajar en el área de la fusión termonuclear.
¿Y el espacio?
Entonces, el programa lunar, el programa espacial hasta cierto punto pasó a segundo plano. Claro, nunca se apagó, esa llamita siempre se mantuvo muy encendida dentro de mí, pero yo empecé a ver otras cosas que me interesaban y que, tarde o temprano, yo me imaginaba que iban a calzar en una forma importante en el programa espacial. Y eso fue lo que sucedió. El programa Apolo se canceló, después vino el programa Skylab , que fue un programa como una especie de espasmo, con pedazos de programas anteriores se formó esta estación espacial que fue un éxito y luego el programa Apolo-Soyuz , que fue un encuentro entre Rusia y Estados Unidos en el espacio, y luego hubo una laguna de faltante donde no pasó nada hasta el año 1977 cuando el transbordador espacial empezó a hacer los primeros vuelos atmosféricos. “Ahí fue donde se inició nuevamente el auge espacial y yo, en ese momento, ya había tomado mi desvío, había visto el panorama, me había convertido en ciudadano americano, tenía todos los requisitos para poder postularme como candidato a astronauta y ahí fue cuando vino la oportunidad”.
Llegó a la NASA…
Claro, y cuando yo llegué aquí a la NASA en 1981, yo creí que íbamos a ir a la Luna; imaginaba que ya para el año 2000 estaríamos en la Luna y ya de camino a Marte.
¿Se hablaba de eso? ¿Eran parte de los planes de la NASA?
Uy, ¡claro! Hubo mucho trabajo en desarrollar la Estación Espacial que iba a ser parte del sistema de transporte espacial, que incluía el transbordador espacial, la Estación Espacial y otro vehículo que se llamaba OTV (Orbit Transfer Vehicle), y ese era un vehículo que iba a empezar a alinearse con una infraestructura en la Luna.
Y, ¿qué sucedió?
Bueno, esos programas empezaron a perder interés por parte del Congreso, la NASA fue perdiendo el financiamiento, no hubo líderes visionarios como el presidente John F. Kennedy, ese gran avance que nos llevó a la Luna fue la visión del presidente Kennedy, pero también fue causado por una convergencia de condiciones especiales, una de ellas era la contienda entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
“La química era muy diferente. Ahora que estamos celebrando este aniversario, aquí se ha hablado mucho de regresar a esos años de gloria de la NASA. Yo digo que eso es el pasado, debemos aprender del pasado, pero no debemos repetirlo. A mí me parece que en aquellos tiempos era una química de confrontación lo que estaba alimentando esta carrera espacial, en estos momentos la química tiene que ser de colaboración. Las condiciones en el mundo son muy diferentes y la NASA tiene que cambiar, no puede ser la misma de los años 60.
¿Hay un líder que pueda llevar de vuelta al hombre a la Luna?
La química, como le digo, es diferente. Puede que haya un líder visionario, un líder que no necesariamente tiene que ser de los Estados Unidos, pero sí tiene que ser un líder. Ahora, es posible que con el calibre de la tecnología de Estados Unidos, el presidente de los Estados Unidos pueda calcular y presentar un reto no a los Estados Unidos, sino al mundo entero, esa es la diferencia en la química de ahora. Es un reto al mundo entero. Hoy no tenemos una confrontación entre Rusia y Estados Unidos, si no que lo que tenemos es una situación de crisis en todo el mundo causada por nuestro impacto al medio ambiente, el planeta está siendo acechado por el peso del ser humano.
“El espacio nos da ahora una forma de permitirle al ser humano a una expansión hacia fuera. No quiero decir que vamos a abandonar la Tierra, porque mucha gente malinterpreta esas cosas que yo digo, más bien lo que estamos haciendo es protegiendo el planeta. Yo me imagino convertir al planeta Tierra en un parque nacional, un patrimonio de la humanidad, que permita que nuestros nietos y tataranietos puedan regresar siempre a nuestro planeta a ver de dónde vinieron.
¿Qué falta desarrollar y conocer para poder vivir en la Luna y en otros puntos del espacio?
La parte técnica no es la más difícil, hay que hacerla, trabajarla, pero la parte más difícil es la de acción colectiva, el liderazgo.
¿Cuándo cree usted que el hombre regresará a la Luna?
Si yo fuera el que manda, si fuera lo que yo quisiera, creo que podríamos regresar a la Luna antes del año 2020. Eso es totalmente factible, totalmente realizable, y a mí me parece que el sector privado puede hacer que suceda antes de que las agencias espaciales estatales lo hagan. Tenemos la tecnología y el dinero para hacerlo.
¿Usted se ve en la Luna?
Sí, claro, por supuesto. Yo creo que estas cosas pueden suceder mucho más rápido de lo que uno se imagina. Si lo pudimos hacer hace 40 años, no teníamos computadoras, teníamos solamente reglas del cálculo, no teníamos los materiales y los conocimientos que tenemos ahora, ir a la Luna ahora es algo relativamente fácil.
¿En qué se va a diferenciar un viaje a Luna hoy de los que se hicieron en el programa Apolo ?
Va a haber la motivación científica, también , en el caso nuestro de Ad Astra Rocket, nosotros planificamos tener un laboratorio de pruebas de cohetes en la Luna, porque esos cohetes no los podemos probar en la Tierra ni en la Estación Espacial Internacional . Otras compañías van a tener también razones que tengan que ver con negocios con ganancias, como extracción de materiales, puntos de abastecimiento. También va a haber otra motivación que es el turismo espacial que se va a ir expandiendo. Va haber gran diversidad de motivaciones, muy diferentes a la monomotivación del programa Apolo.
¿Quiénes van a ser las personas que van a ir a la Luna?
La capacidad tiene que existir eventualmente para todo el mundo. Si el espacio es solamente para un grupo selecto, esto no va a funcionar. El espacio y la Luna tienen que ser accesibles a todo el mundo, como lo es hoy en día la aviación civil que cualquier persona se monta en un avión.
Para Ad Astra Rocket y otras compañías o agencias espaciales, ¿qué papel juega la Luna en el desarrollo de esos proyectos?
La Luna puede tener muchos secretos y muchas sorpresas que darnos, lo cual es bueno ir a buscar. Pero si no tuviera nada que darnos, nos va a dar un lugar de práctica estratégico y efectivo porque va a ser como estar en otro planeta, pero tan cerca de la Tierra que si algo sucede podemos siempre volver. Es un lugar donde vamos a practicar cómo vivir, cómo trabajar, cómo ser productivos en el espacio antes de hacer un vuelo o una misión muy lejos.