Es usted una de las personas que cuando se siente decaída, “acabangada” o con el corazón roto, ¿se refugia en la música triste?
Un estudio, publicado en la red abierta de investigación denominada Frontiers in Psychology, reveló que la gente puede sentirse bien a pesar de estar escuchando música triste.
Dos mundos. Para el experimento, los científicos reunieron a 44 voluntarios entre músicos profesionales y aficionados a la música y les pidieron escuchar dos piezas musicales tristes y otra alegre.
Las dos piezas tristes fueron La separación en fa menor, de Mijaíl Glinka, y el estudio Sobre la mar en sol menor, de Félix Blumenfeld.
La obra alegre fue Allegro de concierto en sol menor, de Enrique Granados.
Los voluntarios debían seleccionar, entre un conjunto de palabras claves, las que mejor describieran tanto su percepción de la música como su propio estado emocional.
Los resultados revelaron que la música triste fue percibida como más trágica; sin embargo, al escucharla, los participantes se sintieron más románticos, despreocupados y aliviados.
“La música que se percibe como triste hace sentirse, a las personas, románticas y afligidas al mismo tiempo. Sin importar el nivel de entrenamiento musical de un individuo, la música triste le despierta sentimientos contradictorios”, explicó Ai Kawakami, director del equipo de investigación.
Al observar que los participantes vivieron emociones contradictorias, los expertos concluyeron que la música triste se percibe como tal, pero la experiencia de escucharla evoca sentimientos positivos y placenteros.
A diferencia de la tristeza experimentada en la vida real, la tristeza transmitida a través del arte se siente bien probablemente porque esta no representa una amenaza.
De ese modo, la música triste se disfruta porque ese sentimiento es como una fantasía que resulta inofensiva para la verdadera estabilidad emocional.
Por ejemplo, una situación típica es escuchar una canción de desamor y recordar los buenos momentos vividos al lado de una pareja con la cual quizá ya no se mantiene ninguna relación. También es común que ciertas piezas recuerden a una persona muy querida que está lejos o incluso muerta pues esa era la canción que le gustaba.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que la formulación de un nuevo modelo sería fundamental para examinar las emociones inducidas por la música.