El fotógrafo Manuel Gómez Miralles (1886-1965) retrató con ojo preciso la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX: no solo sus acontecimientos sociales, políticos, económicos y militares, sino también sus desastres naturales, gentes y paisajes.
Aunque muchas de sus fotografías sirven de contexto para los más variados libros y hasta para decorar sitios públicos o comerciales, en los últimos años solo se le recuerda como un simple fotógrafo de unos cuantos paisajes y edificios; además, muchas de sus imágenes se reproducen sin siquiera darle el crédito merecido. Por ello, el periodista Gerardo Bolaños González se propuso revalorar los enormes aportes históricos y estéticos de Gómez Miralles a la memoria nacional con el apoyo de los premios Aportes.
Con este proyecto, Bolaños producirá un ensayo acerca de las relevantes contribuciones de este fotógrafo, que estarán acompañadas por entre 60 y 75 fotografías.
Bolaños espera que este trabajo dé pie a una exposición llamada “El mundo de Manuel Gómez Miralles”, la cual incluya un catálogo con el ensayo y las imágenes exhibidas. Asimismo, Bolaños pretende que siente las bases para la creación de la Fototeca Nacional, la cual estudie las obras de los fotógrafos de los siglos XIX y XX.
Gran herencia. De acuerdo con el periodista e investigador, el archivo fotográfico de Gómez Miralles está compuesto por unas 50.000 placas de vidrio, gelatinas, positivos y películas.
En este invaluable legado material, aquel hombre recogió imágenes de las secuelas del terremoto de Cartago de 1910, las campañas políticas y giras de presidentes por el país, los incendios, la tragedia del Virilla en 1926, las construcciones y los edificios, entre otros de los muchos temas de sus fotos.
Gerardo Bolaños considera a Gómez Miralles como uno de los padres fundadores del fotoperiodismo en el país y recuerda al mismo tiempo que el historiador Carlos Meléndez lo definía como el “gran cronista gráfico de Costa Rica”.