Washington. EFE Practican la agricultura, tienen ganado y ejércitos y capturan esclavos, pero no son un pueblo humano sino hormigas, cuyas costumbres similares a las nuestras son motivo de estudio en la mayor colección de especímenes del continente.
Este tesoro científico se resguarda en el tercer piso del Museo de Historia Natural de Washington, en una sala bañada de luz fluorescente blanca donde se percibe un ligero olor a formol.
Allí arriba, tan lejos de la tierra, se conserva el mayor registro biológico de hormigas del continente americano, con más de un millón de especímenes ensartados en un bosque de alfileres.
El entomólogo Ted Schultz, encargado de la colección ha dedicado su vida a entenderlas y lo que ha descubierto suena extrañamente familiar.
“Las hormigas son un componente clave de todos los ecosistemas. Si se las sacara, la mayoría de ellos se colapsaría. Ellas limpian desechos y comen insectos que si no crecerían de forma explosiva ”, dijo el científico.
Sociedad organizada. La especialidad de Schultz son las 200 especies de hormigas “agricultoras”, que cultivan hongos desde hace 50 millones de años y que existen solo en el continente americano.
El experto halló que estas hormigas alimentan los hongos en huertas subterráneas con materia vegetal o en descomposición, dependiendo de la especie, e incluso cultivan una bacteria en el exterior de su cuerpo que actúa como un antibiótico contra las enfermedades de los hongos.
“Por sí mismas, las hormigas no pueden producir su propia comida, pero cuando cada una hace su trabajo, crean algo tan complejo como la agricultura ” , explicó Schultz.
También las hay “ganaderas”, que cuidan de “manadas” de pulgones y se alimentan de una sustancia que ellos excretan.
Más inquietantes son las que sobreviven mediante la trata de esclavos. Los capturan en ataques a otros hormigueros, de donde se llevan las larvas, que tras nacer en su hogar extraño cuidan de sus amos, sin saber nunca su origen ilícito.
Así, pese a contar con un cerebro minúsculo y un repertorio muy limitado de comportamiento individual, las hormigas han desarrollado sociedades de extraordinaria complejidad y coordinación, que llegan a tener millones de individuos. Pero contrario a lo que sucede en las comunidades humanas, en las de himenópteros no hay diferencias internas, según destacó Jefferey Sosa Calvo, un estudiante colombiano de doctorado que realiza investigaciones en el museo.
“La sociedad de las hormigas es más uniforme, más altruista, todo va en beneficio de la colonia” , explicó Sosa. El estudiante apuntó que las obreras, que son estériles, incluso renuncian a tener hijos para el bien de la especie.
Lo que no se sabe aún es el por qué de esa obediencia ciega a los comandos de la reina, según él.
Imágenes cercanas. Las similitudes y diferencias de estos insectos con los seres humanos es el eje central de una exposición que el museo presenta titulada Agricultores, Guerreros, Constructores: La vida oculta de las hormigas .
Consiste en 39 fotos asombrosas de Mark Moffett, en las que revela con detalle microscópico las facciones de un insecto que a veces parecen no verse.
El museo también exhibirá un molde de aluminio de un hormiguero de casi dos metros de profundidad y una colonia con habitantes de verdad.
Las fotos reflejan la gran variedad de hormigas que existen, todas hijas de una especie aún existente en la Amazonía, la Martialis heureka, y de la que actualmente solo se conserva un especimen en una colección de São Paulo, según reveló Sosa.
Esa hormiga descendió de una avispa hace unos 130 ó 140 millones de años, cuando por la Tierra se paseaban los dinosaurios.
Con 12.000 especies conocidas hasta ahora y otras 8.000 sospechosas, pero aún no descubiertas, la hormiga es uno de los insectos de mayor éxito en el planeta.