
El telescopio espacial Kepler, de la agencia NASA, detectó un planeta lejano que tiene la extraordinaria cualidad de tener una densidad similar o incluso inferior a la del corcho comercial –material del que están hechos los tapones de las botellas de vino–.
Así lo dio a conocer ayer en Washington el científico William Borucki, del Centro Ames de NASA, en el marco del Congreso Anual de la Sociedad Estadounidense de Astrónomos (AAS).
Según Borucki, este planeta fue bautizado con el nombre de Kepler-7b , en honor al telescopio –lanzado en marzo del 2009– con el que se observó el astro y también al astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler, conocido por sus leyes sobre el movimiento de los planetas sobre su órbita alrededor del Sol.
El nuevo planeta orbita alrededor de una estrella muy similar al Sol y es uno de los planetas menos densos registrados hasta hoy.
Según el reporte publicado en la última edición de la revista Science , el Kepler-7b tiene una densidad de 0,17 gramos por centímetro cúbico (~0.17 gr/cc). El corcho, por su parte, tiene una densidad que va de entre 0,17 hasta 0,20 gramos por centímetro cúbico.
El nuevo exoplaneta descubierto por Kepler se parece en su densidad (1,91 gramos por centímetro cúbico) y su tamaño (49.500 kilómetros de diámetro) a Neptuno, un planeta de nuestro sistema solar rico en gases.
El equipo astronómico de NASA presentó únicamente las observaciones de Kepler durante las seis primeras semanas de su funcionamiento y reconoció que continúa con los análisis posteriores a ello.
Más planetas. Además del Kepler-7b , el telescopio Kepler descubrió en el año 2009 otros cuatro exoplanetas. Tres de ellos se consideran como extremadamente ligeros para sus grandes dimensiones.
Con estos hallazgos se sugiere que es posible la existencia de planetas con una densidad considerablemente menor a la que había sido calculada como posible hasta hoy.
Por ejemplo, el especialista William Borucki explicó que los cuatro planetas ligeros hallados por Kepler son mucho más grandes que Júpiter, el mayor planeta de nuestro sistema solar.
La misión del telescopio Kepler tiene un costo de casi $600 millones y su objetivo es buscar planetas similares a la Tierra en zonas habitables de otras estrellas en nuestra galaxia.
Para ello, el aparato fue dotado con la cámara más grande jamás lanzada al espacio que consiste en un conjunto de equipos de 95 megapixeles, conocidos como CCDs.
Con esta cámara el telescopio es capaz de detectar estrellas de brillo débil, apenas perceptible, que se ven con el paso de los planetas.
Además, su periscopio pesa 1,03 toneladas; tiene un espejo principal de 1,4 metros de diámetro y una apertura de 0,95 metros.
La labor de Kepler estará enfocada durante los próximos dos años –hasta noviembre del 2012– en monitorear una pequeña porción de nuestra galaxia –unas 100.000 a 150.000 estrellas de las constelaciones Cisne y Lira de nuestra galaxia– que según se cree tienen planetas que las orbitan.
Para hallar los planetas, los científicos analizan los datos provenientes de las distorsiones de la luz que se emiten cuando un planeta en órbita cruza frente a una estrella.
Desde 1995 se han hallado más de 400 planetas fuera de nuestro sistema solar, pero se trata de grandes planetas gaseosos como Júpiter, que tienden a estar más cerca a sus estrellas y son más fáciles de descubrir por su tamaño.
Hasta ahora se estima que planetas capaces de albergar vida –como la Tierra– solo pueden existir en una pequeña “zona habitable”, es decir, ubicada a cierta distancia de su sol.
Los astrónomos consideran como una zona habitable aquellas áreas en una estrella en la que puede haber presencia de agua en estado líquido.