Una enorme tapia que pasaba completamente inadvertida frente al Gimnasio Nacional es, ahora, el blanco de todas las miradas. Después de dos semanas de trabajo, un gran mural en blanco y negro emerge en esa pared e inquieta al observador con los rostros y las formas que muestra.
Es una la nueva obra de la artista Lola Fernández, considerada como una de las maestras más importantes en la historia del arte costarricense del siglo XX. De hecho, ella introdujo la abstracción a Costa Rica en 1958 junto a los pintores Manuel de la Cruz González y Rafael Felo García.
Este mural, que mide 68 metros de largo y 2,5 metros de alto, forma parte del programa Arte en espacios públicos , que desarrolla la Municipalidad de San José.
Con la ayuda del curador del programa, el pintor Luis Chacón, y del artista Adrián Gómez, Lola Fernández creó una composición a partir de sus dibujos y serigrafías para ese espacio.
“Este mural viene a ser un recorrido por parte de mi trabajo. Allí se encuentran rostros de gentes que están mirando muy serenamente el desenfreno y el tráfico de esa avenida 10. También están las formas orgánicas, formas de la naturaleza muy estilizadas porque el ser humano no se puede desligar de la naturaleza”, aseguró la artista.
Ella asumió el reto de crear una obra pública solo en blanco y negro, ya que desde el año pasado trabaja en una exposición de pinturas en blanco y negro.
¿Por qué le interesa el blanco y negro? “No es la primera vez que lo trabajo . Después de la exuberancia de los rojos y los colores muy brillantes, me encanta pasar a blanco y negro”, detalló.
Como está compuesto de trazos negros sobre fondo blanco constituye un homenaje al dibujo. “En Costa Rica no le han dado mucha importancia al dibujo y es bueno que la gente vea este tipo de trazos. Claro, la gran dibujante de Costa Rica fue Dinorah Bolandi porque lo mio son apuntes tomados durante diferentes momentos de mi vida”, confesó.
La obra no muestra gran colorido sino que es sobria y seria. Sin embargo, basta quedarse unos minutos en el lugar para observar que la gente pasa por allí y no puede quitarle la vista de encima.
Del boceto a la pared. Bajo la dirección del artista Adrián Gómez, los trabajadores Marcos Mora y Alonso Salazar trabajan todos los días para pasar los bocetos hechos por Lola Fernández a la inmensa pared.
Ellos no usan pintura, sino que crean los rostros y figuras orgánicas con trozos de mosaico, los cuales van armando como una especie de gran rompecabezas.
La artista llega casi todos los días a ver el avance de su obra y a resolver con su equipo cualquier obstáculo durante el proceso.
“Me pidieron esta obra y acepté como una colaboración al país que le debo mucho”, detalló .