Entre enero y marzo del 2016, 12 ocelotes o manigordos (Leopardus pardalis) fueron atropellados en las carreteras del país.
Los accidentes se han dado en las rutas 1 (tramo Cañas-Liberia) y 32 (vía a Limón), así como en diversas calles ubicadas en la península de Nicoya.
La mayoría de los percances ocurrió en horas de la noche o madrugada. De hecho, el lapso entre 4 y 5 a. m. suele ser crítico.
Esta es una advertencia del Grupo de Vías Amigables con la Vida Silvestre, integrado por las biólogas Esmeralda Arévalo y Esther Pomareda, del Centro de Rescate Las Pumas, así como Daniela Araya, de la organización Panthera.
Según Pomareda, los animales atropellados presentaban traumas craneales o fracturas laterales, lo cual indica impacto, pero no necesariamente que fueron arrollados. Además, no todos murieron.
“Por el tipo de lesión, no es que la gente esté tirándoles el carro. Lo que creemos es que el animal, simplemente, decide cruzar, con la mala suerte de que en ese momento viene un carro”, manifestó la bióloga.
Las investigadoras aún ignoran las razones que impulsan a estos felinos a cruzar las calles.
Una hipótesis es que estén desplazándose debido a presión en su hábitat o degradación de este. Al explorar nuevas áreas, se enfrentan con obstáculos, como la infraestructura vial. “Podrían estar adaptándose a áreas más abiertas, no necesariamente boscosas”, dijo Pomareda.
Presencia en calles. Desde el 2013, las investigadoras llevan registro de avistamientos y atropellos en carretera de seis tipos de felinos, así como de otras especies (tolomucos, comadrejas, dantas, saínos o chanchos de monte y venados).
De los felinos, el manigordo es el que cuenta con más reportes de accidentes; es decir, esta especie suele cruzar calles, sean estas asfaltadas o de lastre.
En el 2013 se reportaron 24 atropellos de ocelotes en carretera. Ese número subió a 29 en el 2014 y en el 2015 se redujo a 19.
“Lo que nos llama la atención es que no existe un patrón. Ha habido avistamientos y atropellos tanto cerca de zonas boscosas como en áreas abiertas. Los manigordos atropellados son tanto machos como hembras, y de diferentes edades. Tenemos reportes de adultos, juveniles y hasta un cachorro de seis meses”, comentó Pomareda.
Entre los felinos, esta especie es una de las que más se desplaza durante al día, llegando incluso a caminar entre tres y cinco kilómetros diarios.
Suelen transitar en busca de agua o alimento, así como para explorar nuevos territorios.
Para averiguar qué los impulsa a desplazarse y, por lo tanto, a cruzar las carreteras, las biólogas necesitan atrapar al menos cinco ocelotes para colocarles radiocollares.
Esta tecnología permitiría seguirles el rastro y saber cuántas veces cruzan o hacia dónde se dirigen. Cada radiocollar cuesta $3.000 (¢1,6 millones) y la batería tiene una vida útil de dos años. “Lo que pasa es que no contamos con los fondos”, dijo Pomareda.
Prevención. En esta Semana Santa y, dado que muchas personas se trasladan a las playas y montañas, las investigadoras hacen un llamado a los conductores.
Los instan a ser más precavidos, pues pareciera que los manigordos tienen un comportamiento impulsivo al cruzar calles. Principalmente, se solicita poner atención en tramos cercanos a quebradas, ríos y zonas boscosas. También se le aconseja a la gente estar atenta a la carretera durante las noches y las madrugadas.
Al bajar la velocidad, las personas podrían tener mayor capacidad de reacción y así evitar un atropello.
Las investigadoras solicitan a las cuadrillas de limpieza de las municipalidades y del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) mantener las orillas de las calles con el zacate bajo. Esto, porque los manigordos podrían esconderse allí y, debido a la altura de la vegetación, los conductores pueden no verlos.
Por último, Pomareda invita a comunicar los reportes de atropellos o avistamientos al Facebook de Las Pumas (www.facebook.com/CentroRescateLasPumas).