Aunque albergan el 32% de la biodiversidad de mamíferos más amenazados en el planeta, 40 países invierten poco dinero en salvar su diversidad de especies.
La lista la encabeza Irak, seguido por Yibuti, Angola, Kirguistán, Guyana, las islas Salomón, Malasia, Eritrea, Chile y Algeria.
Aunque algunos son países en vías de desarrollo ubicados en Asia y África, también aparecen países ricos como los europeos Finlandia, Austria y Francia.
En cuanto a América Latina, esta lista de inversión en biodiversidad deja en evidencia a naciones como Guyana (puesto 5), Chile (puesto 9), Colombia (puesto 27) y Venezuela (puesto 28).
Así lo dio a conocer un estudio realizado por seis universidades estadounidenses, europeas y latinoamericanas, el cual fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Para ello, los científicos tomaron como base el presupuesto que los países dedicaron a la biodiversidad entre 1990 y 2008.
Luego, esos datos fueron insumo para un modelo de análisis que combinó otras bases de datos bajo cuatro criterios de priorización: biodiversidad amenazada, costo de protegerla, éxito de inversión y el tamaño del área a ser conservada.
Ahora, y los científicos hicieron la salvedad, los datos sobre especies amenazadas corresponden solo a mamíferos. Sin embargo, los mamíferos –al colocarse en lo más alto de las redes tróficas (cadenas alimentarias)– sirven de indicador, ya que protegiéndolos se estaría a la vez cubriendo a otras especies en el ecosistema.
En este sentido, al colocar los datos sobre un mapa, los investigadores se percataron de que muchos de los países de la lista son vecinos, lo cual genera áreas geográficas donde la biodiversidad está en particular peligro por la falta de dinero destinado a la conservación.
Esta tendencia es particularmente preocupante para el área conformada por Malasia, Indonesia y Australia, naciones que albergan una cantidad importante de especies amenazadas, pero cuya inversión no corresponde a esa riqueza biológica.
Para los investigadores, la información aportada por este estudio servirá para priorizar las áreas geográficas que requieren fondos para la conservación –como países en vías de desarrollo ubicados en Asia, África y América Latina– y así puedan cumplir con los mandatos que la Convención de Diversidad Biológica planteó para 2020.