“El mar empieza aquí. No arroje basura” Así dice la placa que acompaña a la primera de 500 rejillas para tragantes de alcantarilla que se colocó este miércoles 23 de octubre, en la esquina noroeste de la Plaza de la Cultura, en San José.
Esta iniciativa pretende que quienes transiten por el centro histórico de la capital (Barrio Amón, los bulevares del casco central y hasta el paseo de los Estudiantes en calle 9) entiendan que la basura que se va por las alcantarillas de la capital termina en los ríos Torres o María Aguilar, para finalmente llegar al río Grande de Tárcoles y al Golfo de Nicoya.
Acompañado con niños que sostenían carteles con mensajes como “Todos unidos por ríos sin plástico” y “Cuidar los ríos y mares es deber de todos”, Johnny Araya, el alcalde de San José, explicó que las rejillas se colocarán en los lugares mencionados, pues son los que tienen “la población flotante más densa. Recordemos que de San José entran y salen un millón de personas al día y la mayoría transitan por aquí”.
En una primera etapa se colocarán 200 rejillas de hierro dúctil, y a inicios del 2020 las 300 restantes, hasta completar 500.
“Pretendemos generar conciencia de que tenemos el mar más cerca de lo que imaginamos, el mar empieza en cada boca de alcantarilla; hay una conexión directa”, comentó Araya.
En lo que va de este 2019, cerca de 400 rejillas se reportaron como perdidas, lo que representó un costo de ¢57 millones para el mantenimiento y reposición de las mismas.
Es por esa razón que tomaron la decisión de utilizar el hierro dúctil como material para las nuevas rejillas y además aplicaron un sistema de incrustación más seguro para ellas.
Norman Aguilar, jefe de la Sección de Red Pluvial de la Municipalidad de San José aseguró que: “tradicionalmente se usa hierro fundido y acero. Estas que estamos instalando son de una fundición de hierro dúctil, es una fundición de alta tecnología que no se pueda utilizar localmente”, aclaró.
Según Aguilar, estos materiales “utilizan altísimas temperaturas y unas aleaciones especiales, que en el país no hay hornos para procesarlos, eso le quita el atractivo del robo, no hay quien las pueda reciclar”.
El costo de la colocación de estas rejillas es de ¢150 millones, y de acuerdo con el jefe de la Sección de Red Pluvial de la Municipalidad es una ventaja que sean de este material porque no habrá que estarlas reponiendo.