María José Ruiz vive en Los Guido de Desamparados y esta semana aprovechó la campaña de castración promovida por la Asociación Nacional Protectora de Animales (ANPA) para llevar a su perrita Princesa.
En manos del veterinario Blas Rivas, la operación realizada a Princesa no solo fue un éxito, sino que con ella se alcanzó la cifra de 100.000 realizadas en el país en 15 años de trabajo que lleva la organización.
Un estudio realizado por World Animal Protection en el 2012, evidenció que en la Gran Área Metropolitana (GAM) hay 583.000 perros y 111.000 gatos con dueño.
Para Gisela Vico, presidenta de ANPA, las campañas de castración permiten controlar las poblaciones de perros y gatos.
Amanda Chávez, vocera de la organización Humane Society International (HSI), concordó con Vico y agregó que la cirugía trae beneficios al animal al prevenir enfermedades y porque estos se vuelven menos agresivos.
Perros y gatos, hembras y machos, que han sido castrados, pueden vivir hasta cuatro años más.
Según ANPA, la castración en hembras evita el cáncer de útero, los quistes ováricos, las infecciones uterinas y se reducen tumores de mama así como aquellos de transmisión sexual.
ANPA tiene una cobertura nacional. Los veterinarios y voluntarios han recorrido desde las islas del golfo de Nicoya hasta Barra del Colorado en el Caribe.
La organización comenzó castrando 200 animales al año. Actualmente y con la colaboración de 10 veterinarios, ANPA opera, anualmente, a más de 8.500 perros y gatos.
Si bien las castraciones se cobran a un precio razonable (unos ¢10.000), son las donaciones las que permiten a la organización subvencionar a familias en barrios pobres y atender a animales callejeros.
“El sentido de que la castración tenga un costo es parte del ser un dueño responsable. No nos gusta regalarlas porque la gente no las valora y, cuando cuesta, aunque sea un poco, cuidan al animal porque invirtieron dinero en él”, comentó Vico.
Tanto Chávez como Vico coincidieron en que las castraciones deben complementarse con educación en bienestar animal, ya que, al promover una tenencia responsable, se combate el maltrato y el abandono.
“Un dueño responsable es el que ve a su mascota como miembro de la familia. Le brinda cuidado veterinario, así como alimentación y agua”, dijo Chávez.