“Estamos muy agradecidos por recibirnos en su país y por hacer realidad el sueño de volver a estar con nuestro chiquito, es algo que les agradeceremos para siempre”.
Así se expresó Stefanía Ocando, luego de que mediante el esfuerzo de muchos costarricenses pudieron reunirse la noche del pasado miércoles con Aslan, su golden retriever de siete años que se había quedado en Venezuela por más de un año.
La tarea para reunir a este perro con su familia no era sencilla para los Ocando. Ellos debían contar con $3.800 (cerca de ¢2.260.000) para traerlo al país.
“Llegamos a Costa Rica hace un año, ya que la situación de nuestra patria es muy complicada como muchos saben. Tuvimos que dejarlo a él ya que no sabíamos con qué nos encontraríamos acá; salir de nuestro país no fue nada fácil”, explicó la joven de 23 años.
“Nos dolía mucho dejarlo, pero no teníamos más opciones, solo nos aliviaba pensar que lo dejábamos en buenas manos, cosa que no fue así, pero seguimos adelante y siempre luchamos por él, para tratar de mantenerlo bien allá en Venezuela, hasta que se nos ocurrió la gran idea de hacer esta campaña”, continúo.
La cruzada para traer a Aslan comenzó hace menos de un mes, el 30 de abril, cuando Stefanía publicó un post en su perfil de Facebook solicitando ayuda. Su mensaje se volvió viral, tocó muchos corazones y llegó a manos de Desiree Cubero, miembro de la asociación Bienestar Animal.
Cubero, junto a Mary Mora y Mary Mesalles, tomaron las riendas de la campaña de Aslan, el perro de Venezuela, como ellas le llaman, con el objetivo de reunir el dinero.
“Les ayudamos, pedimos donaciones, se hicieron muchísimas donaciones de muchísima gente, fue lindísimo ver cómo Costa Rica respondió a esto”, aseguró Cubero.
Cuando comenzaron a recibir el dinero, Lolimar Ávila, mamá de la familia Ocando, le comentó a Desiree que ella hace repostería, de ese modo también emprendieron la venta de postres en beneficio de Aslan.
Además de las donaciones de dinero, algunas personas obsequiaron bienes para venderlos, algunas compañías entregaron alimento para Aslan, así como sesiones de grooming y corte de cabello para cuando estuviera en el país. Inclusive, se realizaron rifas con la repostería.
Mientras la recolecta de dinero avanzaba a gran velocidad, Aslan se encontraba a 1.925 kilómetros.
“Era horrible. Era un sentimiento de culpabilidad por haberlo dejado, pero era imposible traerlo por falta de dinero. Todos los días llorábamos pensando en lo que él pasaba en Venezuela (...) En ese momento de desesperación que teníamos nos llamaron de Venezuela y nos dijeron que si no lo traíamos se iba a morir”, recordó Stefanía.
Se enfermó y bajó de peso
En un inicio, Aslan se quedó en la casa de los Ocando en Maracaibo al cuido de un familiar. Por la situación de su país, él también se vio obligado a abandonarlo y unos amigos de la familia lo aceptaron en su hogar.
Los Ocando, enviaban dinero y comida desde Costa Rica, pero no era suficiente. Por la situación económica en Venezuela, no alcanzaba para darle un estilo de vida apropiado. Aslan comenzó a desmejorar, su peso era muy bajo y, para empeorar la situación, contrajo la enfermedad de la ehrlichia, un mal bacteriano asociado a las garrapatas.
Como el dinero no alcanzaba para comprar los tratamientos, el golden tuvo que mudarse de nuevo. Esta vez a la casa de otros amigos.
Si bien su salud mejoró, le comenzaron a salir ronchas en su piel y no lograba aumentar de peso.
"Cuando recibimos las primeras las donaciones, le enviamos dinero a la veterinaria para que empezara el proceso. Ella lo buscó y estuvo con él hasta el día que lo montó en el avión, lo preparó para que viajara lo mejor posible. Ella fue la que se encargó de todo”, explicó la muchacha.
La llegada al país de Aslan fue toda una sorpresa pues se suponía que vendría el jueves 23 de mayo a mediodía, no obstante, la noche anterior (miércoles) recibieron una llamada de un familiar que les comunicó que el perro llegaría a las 11 p . m.
“Fue demasiado lindo cuando lo vimos, no pudimos aguantar las ganas de llorar. Él se puso súper feliz, empezó a mover la colita, nos reconoció enseguida (...) Sin duda alguna sin nuestras compañeras de Red de Bienestar Animal, tampoco hubiésemos podido cumplir este sueño, nos apoyaron desde un principio y aún siguen apoyándonos en todo”, agradeció Stefanía.
La campaña y la historia del reencuentro se hizo popular en redes sociales y fue cubierta por algunos medios como Teletica.
Aslan aún se está recuperando y acoplándose a su nueva vivienda, pero su felicidad es evidente.
Nadie se queda atrás
La familia Ocando, conformada por el padre Edward Ocando, la madre Lolimar Ávila y cuatro hijos: Stefanía, Jesús, Paula y Anthonella (con edades comprendidas entre los 23 y 3 años) llegó al país el 9 de mayo del 2018.
Su salida de Venezuela fue toda una odisea. Ninguno contaba con pasaportes y se vieron obligados a comprar unos provisionales (salvoconductos), que según el gobierno Venezolano, no son aceptados en Costa Rica.
Luego de recibir una aclaración de parte de migración, la familia Ocando dijo que salían de su país por dos meses con la idea de irse de vacaciones.
La razón por la que escogieron Costa Rica, es porque su tía, que vino al país seis meses antes que ellos, les comentó que era una nación con muchas oportunidades.
“Nosotros estamos muy agradecidos porque Costa Rica nos ha recibido excelente y con esto de Aslan, más agradecidos no podemos estar (...) Nosotros como migrantes le prometemos cuidar su patria y que ojalá existieran muchas personas con ese gran corazón, que cuando Venezuela se recupere serán bienvenidos a nuestro hermoso país”, manifestó Paula Ocando.