A 300 kilómetros al noreste del golfo de Papagayo, en Guanacaste, llegan ballenas azules. El animal más grande del planeta se acerca a estas aguas porque allí encuentra su alimento: una reserva inmensa de crustáceos diminutos, conocidos como krill.
La combinación de corrientes marinas y los vientos que soplan desde las llanuras de San Carlos y el lago de Nicaragua, favorecen que las aguas frías de las profundidades del océano y ricas en nutrientes, afloren a la superficie.
Esa área marina que visitan las ballenas azules y otras especies en busca de alimento, se llama Domo de Costa Rica o Domo de Centroamérica .
El 70% de esta zona está en aguas internacionales y el otro 30% en aguas jurisdiccionales de nuestro país, El Salvador y Nicaragua.
Con el fin de protegerlo y hacer un uso sostenible de sus recursos, Costa Rica impulsa una propuesta para declararlo Área Marina de Significancia Ecológica y Biológica (EBSA, por siglas en inglés).
La EBSA se crearía en el marco de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB), lo cual implicaría un compromiso internacional con el que se protegería a muchas especies que llegan hasta el domo a alimentarse; entre ellas, las ballenas azules, las tortugas baula y lora, así como las mantas.
Respaldada por la mayoría de los países americanos, la propuesta se presentará al Comité Técnico de la Convención en junio. Será sometida a votación en octubre, en la reunión de la CDB, en la ciudad de Pyeongchang, en Corea.
Si bien el fenómeno oceanográfico se conoce como Domo de Costa Rica, en lo político se decidió llamarlo Domo de Centroamérica en reconocimiento a que varios países comparten responsabilidades en su ordenamiento y usos.
“En una de las reuniones del EBSA se decidió usar el término de Domo de Centroamérica para que existiera más voluntad, mejor entendimiento de los países”, manifestó Erick Ross de Fundación MarViva.
Importancia. El fenómeno oceanográfico que propicia el domo, favorece la presencia de plancton, el primer eslabón de la cadena alimentaria en especies marinas.
El plancton atrae diversidad de especies que son presa de otras, como picudos (marlin y vela), delfines y tiburones, que son de interés turístico; también, atunes, dorados y calamares, con valor comercial.
Un tipo de plancton es el krill. En el domo se alimenta parte de la población de 3.000 ballenas azules ( Balaenoptera musculus ) que habitan el Pacífico nororiental.
Según un informe de la Fundación MarViva, estudios de seguimiento satelital vinculan la población de ballenas azules de Baja California, en México, con las vistas en los alrededores del domo.
Otras investigaciones también sugieren una población residente de ballenas o dos poblaciones migratorias que lo visitan en cierta época del año: una vendría del norte y otra del sur.
Aparte de comer, en esta zona, las ballenas azules cumplen ciclos de reproducción y crianza.
Erick Ross, investigador de MarViva, recalcó que el domo es clave para la conservación de este cetáceo. También aclaró que la idea no es crear un área de protección absoluta, sino ordenar su uso para hacerlo sostenible.
Ross puso un ejemplo: alrededor del domo abunda el calamar volador gigante ( Dosidicus gigas ): “Este es un recurso que no es muy explotado en la región y esta mancha de calamar está llegando a Baja California, causando estragos en el salmón. Esta es una pesquería que, bien manejada, se podría aprovechar y así controlar su población para mejorar la conservación de otras especies que puedan verse afectadas por competencia o porque son presa del calamar”.
Aunque desde 1948 se conoce su existencia, aún falta mucho por conocer sobre el domo.
Para Ross, si bien se tienen datos sobre tortugas y ballenas, falta información sobre rutas migratorias de tiburones, mantas y otras especies de interés comercial.
“También falta hacer los traslapes de información entre rutas de tránsito marítimo y rutas migratorias de especies para prevenir colisiones o afectación por ruido”, destacó Ross.
George Shillinger, científico de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, afirmó que la meta de la investigación es proveer información para tomar decisiones de conservación y manejo.
“La ciencia sienta las bases para el manejo, pero los encargados deben tomar las decisiones”, dijo Shillinger.
Al conocer el ciclo de vida de una especie como la tortuga baula ( Dermochelys coriacea ), eso sirve para tener escenarios de interacción con el ser humano a través de la pesca o el tránsito marítimo y, a partir de ahí, ordenar y tomar medidas para lograr un equilibrio.
“Es información que les sirve a los pescadores para que sepan qué hacer y qué no, para que tengan una pesca eficiente, sin generar un impacto”, destacó Shillinger.
Con el fin de recaudar fondos y establecer alianzas de investigación, MarViva invitó a la exploradora residente de National Geographic Society – Sylvia Earle – a participar en un documental sobre este domo.
“El video serviría para generar una conciencia política y para socializar el tema entre la gente”, comentó el biólogo de MarViva.
Según Ross, la meta es poder realizar una expedición científica en el 2015 para recopilar información oceanográfica y biológica.