Sin duda alguna, los bosques costarricenses constituyen un enorme pulmón, pero por sí mismos no son suficientes para compensar las emisiones causantes del cambio climático, debido a la degradación que sufren, es decir, la pérdida de calidad o capacidad para suministrar bienes y servicios. Esta es una de las conclusiones que el Informe del Estado de La Nación 2023 dio a conocer en el capítulo IV “Armonía con la Naturaleza”.
“La degradación forestal estaría provocando que los bosques costarricenses remuevan menos emisiones de gases de efecto invernadero (...) El sector forestal, por sí solo, no puede compensar ni absorber las emisiones de todos los sectores económicos: energía, agricultura, procesos industriales y residuos sólidos”, advierte el estudio.
El reporte señala que debe mirarse hacia mejores prácticas en términos de la energía. Esto es particularmente importante en transporte, pues casi en su totalidad la flota sigue siendo dependiente de combustibles fósiles, pese a algunos esfuerzos por aumentar el número de vehículos híbridos y eléctricos. También hay una deuda en la agricultura y en la energía utilizada para la electricidad.
El informe reconoce aspectos positivos. Por ejemplo, en 2022, la cobertura boscosa comprendió el 57% del territorio nacional; las áreas silvestres protegidas se mantuvieron en niveles similares al 2021, con el 25,5% del territorio terrestre e insular y el 30,3% del espacio marino; y las superficies contratadas como parte del esquema de servicio por pagos ambientales subieron en 760% luego de dos años de retroceso.
Karen Chacón Araya, investigadora del capítulo ambiental del informe, recordó que desde hace décadas el país apostó por una agenda de conservación que busca proteger áreas del territorio nacional, como los bosques y la recuperación ambiental. Las tasas de deforestación que aumentaron en la década de 1950 y 1960 se fueron recuperando en décadas posteriores.
Los bosques, destacó, son el único sector nacional que captura más carbono del que emite, pero ya no bastan. La investigación llegó a esa conclusión luego de estudiar otra variable: la degradación de los bosques permanentes.
“Cuando se incorpora esa variable vemos que la capacidad de capturar el carbono es menor. Eso nos reafirma que la apuesta es insuficiente para que Costa Rica alcance la descarbonización. Si Costa Rica en serio quiere avanzar debe tomar medidas en el sector energético y en la agricultura, que son las que tienen mayor efecto en las emisiones, ahí hay mayores desafíos”, advirtió Chacón.
El reporte explica que la degradación forestal es un proceso que causa pérdida de reservas de carbono en los bosques. Nuestros bosques sí generan beneficios, pero, aunque la cobertura aumenta, su eficiencia para aplacar las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero es menor.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), entre los factores que causan la degradación está el mismo cambio climático, pues las temperaturas más altas y los cambios en patrones climáticos aumentan el riesgo y la gravedad de los incendios forestales, las plagas y las enfermedades. La tala también está relacionada, y aunque la reforestación ayuda, no se puede depender solo de esta.
En 2022, los incendios forestales afectaron 43.319 hectáreas, un aumento del 91,5% en comparación con 2021.
De acuerdo con el informe, la degradación forestal disminuye su capacidad de remover el dióxido de carbono, principalmente en zonas fuera de las áreas silvestres protegidas. Por ello, no se puede depender exclusivamente de los bosques.
“Hay estancamiento en los patrones insostenibles de uso de la energía, el recurso hídrico y el suelo agrícola”, enfatiza el estudio. Entonces, a los ojos de los investigadores, este estancamiento se traduce en retroceso, pese a las acciones positivas de años atrás.
El documento también es enfático en que, a pesar del aumento del área continental y marina bajo esquemas de protección, el número de especies que se encuentra bajo amenaza sigue creciendo. Además, desmejora la salud de los océanos y aumentan los desembarques totales de pesca.
Esfuerzos país
Franz Tattenbach Capra, ministro de Ambiente y Energía, reconoció que los bosques no son suficientes para mitigar las consecuencias del cambio climático: “Por supuesto que no son suficientes. Jamás”, dijo en entrevista con La Nación.
Sin embargo, apuntó, no puede concluirse que como los bosques no son suficientes hay que “olvidar los incentivos al bosque”.
“Los bosques no son suficientes, pero han sido los más eficientes para reducir el cambio climático. No son suficientes, pero no podemos dejarlos. Si el mundo hubiese hecho lo que hizo Costa Rica, solo en ponerle un 1% de impuestos a los combustibles fósiles y destinándolo a su reforestación el mundo estaría en otro lado (...) El mundo debería empezar a hacer más de bosques y Costa Rica en el otro tema”, dijo.
Entre los esfuerzos, Tattenbach mencionó los temas de agropaisaje sostenible, que se trabaja con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
El sector agropecuario asegura que trabaja en bajar las emisiones. Uno de los desafíos es medir las emisiones de gases del ganado bovino, algo que anteriormente no se realizaba.
Karla Mena, directora nacional del MAG, explicó en una entrevista anterior este concepto. La idea, detalló, es que cuando se vaya a una finca ganadera se vean fuentes de emisión, pero también recursos que absorben esas emisiones, las cuales se traducen en algo llamado “dióxido de carbono equivalente”.
En otras áreas, Tattenbach resaltó la aprobación del empréstito Climate Investment Fund (Fondo de Inversión Climática) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Son fondos concesionales para invertir en descarbonización de la industria que todavía tiene calderas y hornos, en medidores inteligentes y en otros implementos que también permitan más electrificación del transporte público.
En materia de energía, admitió los problemas con las emisiones de transportes, al tiempo que destacó la matriz eléctrica de energías renovables del país, la cual en 2023 tuvo una mayor participación de generación a base de búnker o diésel.
Presupuesto limitado
El informe también apunta a que la falta de recursos impide dar protección a los bosques. Por ejemplo, entre 2020 y 2022 disminuyeron en un 70,2% las horas que dedica el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) a control, prevención y protección de los bienes naturales.
Tattenbach confirmó que el presupuesto de 2022 y 2023 en Sinac estuvo bastante bajo, pero garantizó que en 2024 mejoraría. Son recursos para servicios y contrataciones y para la inversión en expansión de la visitación a parques. Adicionalmente, dijo, el presidente Rodrigo Chaves ofreció presupuesto para aumentar las plazas .
Según la investigadora del Estado de la Nación las limitaciones en el presupuesto para enfrentar el cambio climático es un riesgo identificado. El mayor faltante de recursos se ve justamente en temas de conservación.
“Seguimos recortando presupuesto a instituciones que tienen tareas clave en este campo y en las que las capacidades ya eran limitadas”, destacó.
Aquí la solución podría venir no solo por buscar fondos internacionales, sino también por la integración de todos los sectores, donde la empresa privada y la sociedad civil también puedan participar, de acuerdo con las posibilidades y competencias de cada una.
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