Los retos que representa luchar contra el cambio climático obligaron a la Red de Agricultura Sostenible (RAS) y la organización Rainforest Alliance a elevar el nivel de exigencia de su certificación agrícola.
Los agroproductores apuestan a este tipo de certificación para diferenciarse en el mercado y complacer a un público más consciente, que incluso está dispuesto a pagar más por un bien cuya producción viene de buenas prácticas ambientales.
A partir de julio del 2017, los productores deberán ajustarse a las nuevas demandas de la Norma 2017 de la RAS.
Una de ellas, por ejemplo, prohibió el uso de 150 sustancias utilizadas como pesticidas. Esto, según parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Otra de las medidas prohíbe talar árboles para dedicar esa tierra a la producción. La norma de la RAS exige que lo que es bosque, humedal o pastizal natural, permanezca como tal.
“Si queremos proteger los bosques, hay que fortalecer el trabajo con los agricultores .La Norma 2017 de la RAS honra este compromiso. Este estándar busca avanzar nuestro trabajo sobre la agricultura climáticamente inteligente y nuestra misión de mantener los bosques en pie y las comunidades prosperando ”, dijo Nigel Sizer, presidente de Rainforest Alliance.
El nuevo estándar también contempla aspectos de derechos humanos como vivienda, sanidad y seguridad, equidad de género y negativa al trabajo infantil. Los requisitos pueden consultarse en el sitio web: www.san.ag.
Adaptación. La norma busca que, a partir de buenas prácticas, los productores puedan lidiar con los efectos del cambio climático.
Centroamérica es una de las zonas más vulnerables a eventos meteorológicos extremos, como inundaciones y sequías, que causan pérdidas de cultivos.
Acciones en pro de la conservación del suelo, el uso eficiente del agua y el mantener una cobertura arbórea en la finca ayudan a paliar estos efectos negativos.
Por ejemplo, la cobertura vegetal del suelo y las raíces de los árboles mejoran la absorción del agua por parte de la tierra durante un aguacero. Posteriormente, esta se libera a través de quebradas y ríos. Asimismo, el combinar árboles y cultivos ayuda a regular la temperatura, lo cual disminuye la prevalencia de pestes y enfermedades que perjudican la productividad de la finca.
A la fecha, la RAS y Rainforest Alliance han certificado más de un millón de fincas y cooperativas agrícolas en 42 países, incluido Costa Rica. El total del área certificada a nivel mundial es de 3,5 millones de hectáreas.