Cuatro científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) confirmaron la reaparición de los “chinches de cama” o alepates en el país y en la región centroamericana por primera vez en los últimos 30 años.
La especie, cuyo nombre científico es Cimex Lectularius, pica la piel y se alimenta de sangre humana, pero no transmite enfermedades. Estudios anteriores han visto que, aunque sí podría portar parásitos como el Trypanosoma cruzi (causante del mal de Chagas), pero de momento, no se han dado infecciones al ser humano.
Estos insectos son de colores café claro o café oscuro y miden unos siete milímetros (un adulto tiene un tamaño similar al de la semilla de una manzana).
"Una familia que vivía en un apartamento en Heredia informó sobre la aparición de estos chinches. Por un interés personal me presenté, recolecté algunos insectos y luego me di cuenta que, por la morfología de los animales, se podría tratar de C. lectularius. Posteriormente, la Faculta de Microbiología realizó la confirmación definitiva a nivel molecular”, relató la bióloga Laura Sánchez.
Para identificar a esta especie el equipo, conformado por Sánchez y por los microbiólogos Juan Carlos Cambronero, Ólger Calderón Arguedas y Adriana Troyo Rodríguez usó una muestra de 25 chinches de cama (16 ninfas y 9 adultos).
El hallazgo de este insecto en la región centroamericana fue publicado en la revista Journal of Medical Entomology.
La revista Insect Biodiversity: Science and Society indicó en 2018 que se registran cerca de 110 especies distintas de Cimex o cimícidos. No obstante, solo dos afectan a los seres humanos: la Cimex lectularius y la Cimex hemipterus.
Reproducción rápida
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Una particularidad de estas especies es que se reproducen de forma muy rápida. Por esta razón, aunque de momento no son transmisoras de enfermedades, sí pueden representar un problema para la salud pública, pues en cuestión de pocos meses podrían convertirse en plaga e infestar una vivienda.
De acuerdo con Cambronero, una hembra es capaz de poner cerca de 50 huevos en un mes, lo cual signfica hasta 540 huevos en el total, ya que su tiempo de vida es cercano a los dos años.
Las crías comienzan a poner sus propios huevos muy poco despúes. En tres meses, podría haber cientos de chinches. Según Cambronero, unos cinco meses después, la infestación en el hogar será difícil de controlar.
“La forma de reproducción de los alepates es muy particular. Se llama inseminación traumática. Para depositar su esperma, el macho rompe y atraviesa la pared del abdomen de la hembra con su espina. Después de ese proceso, la hembra cura la herida y puede seguir poniendo huevos por un mes sin volver a copular. Entonces, con tan solo una chinche que ya haya copulado, es suficiente para iniciar una plaga”, mencionó Troyo.
Pese a que no son transmisoras de enfermedades, debe tenerse cuidado, dado que en algunas personas pueden provocar ronchas en la piel o picazón.
Viajes serían responsables
¿A qué se debe la reaparición del “chinche de cama" luego de tres décadas?
Los investigadores atribuyen el fenómeno a los viajes internacionales del ser humano. No obstante, se desconoce cuál es el país desde donde se importaron.
“Las ‘chinches de cama’ se transportan principalmente mediante el equipaje de viajeros. Por ejemplo, cuando la persona está dormida en un hotel o casa con alepates, las chinches en la noche salen y luego se pueden esconder entre el maletín o la valija con ropa.
"Las chinches más pequeñas pueden ser difíciles de detectar y, si fuera una hembra, ahí podría hasta poner sus huevos que son todavía más difíciles de ver. Las personas no se dan cuentan y se los llevan a su casa. Esto termina por generar la infestación”, concluyó Cambronero.