Los vecinos de las comunidades aledañas a los bosques donde se colocaron las cámaras trampa del proyecto Mapcobio participaron activamente en el monitoreo de fauna.
Mapcobio es un esfuerzo conjunto del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). Su objetivo es conocer la biodiversidad que se protege en las áreas silvestres protegidas, pero también conocer lo que hay fuera de ellas y como la fauna utiliza fincas y reservas privadas así como corredores biológicos.
En especial, los guardaparques están prestando atención a especies claves como felinos, dantas y otras en peligro de extinción.
LEA: Biodiversidad captada por cámaras trampa en Costa Rica supera expectativas
Las cámaras trampa son "cámaras escondidas" que se activan en ausencia del ser humano gracias a sensores de movimiento o calor. Esa característica permite conocer el comportamiento de la fauna, sus horas de actividad e incluso hábitos.
Finqueros y dueños de reservas, jóvenes y voluntarios, bomberos forestales, turistas, operadores turísticos y guías locales... todos se pusieron botas de hule, tenis o zapatos de montaña para adentrarse en las 11 áreas de conservación.
"Esto desmitifica que el monitoreo biológico solo lo pueden hacer los científicos y el proyecto lo que quiere es involucrar a las comunidades que viven cerca de las áreas silvestres protegidas", comentó Luis Rojas, coordinador de Mapcobio.
Junto a los guardaparques, las personas rastrearon huellas para identificar senderos naturales utilizados por distintos mamíferos terrestres. También ayudaron a colocar los aparatos en los árboles.
De hecho, según Rojas, la gente local fue de gran ayuda para definir los sitios de monitoreo debido a su conocimiento del lugar.
Los vecinos, incluso, participaron en el procesamiento de los videos. Ellos fueron los primeros en ver a los tolomucos, venados y saínos.
"La técnica de fototrampeo (cámaras trampa) ha generado mucho interés de la gente local debido a que pueden evidenciar los animales de su entorno cotidiano, los cuales son difíciles de observar a simple vista", se lee en el informe del proyecto Mapcobio.
Para Masaki Osawa, funcionario de JICA, el material derivado de las cámaras trampa tiene potencial para ser usada en actividades de educación ambiental.
"A través de esa observación de la naturaleza, creemos que las personas van a tener más interés en el ambiente, y eso propicia la acción. De esta forma, creemos que puede haber más participación de las comunidades en la conservación de la biodiversidad", consideró Osawa.