¿Tesoros con valor histórico debajo del agua? Sí, y Costa Rica podría tener más de los que imaginamos.
Las legendarias incursiones de veleros colonizadores y los míticos asaltos de piratas, siglos después, deparan al mundo un peculiar legado: el patrimonio cultural subacuático.
Por el elemento fantástico que los caracteriza, los restos de barcos y otros medios de transporte que naufragaron hace siglos, así como su cargamento (anclas, monedas, textiles, vajillas) u otro contenido, suelen ser los protagonistas de este asunto.
Sin embargo, tales vestigios no son los únicos que pueden ser catalogados como patrimonio cultural subacuático, dijo a La Nación Ulrike Guerin, secretaria de la Convención para el patrimonio cultural subacuático de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con sede en París.
La funcionaria comentó que existen otras cuatro categorías: las ruinas de asentamientos humanos y su contexto, los sitios de explotación marina, los vestigios en cavernas sumergidas y los paisajes culturales, también sumergidos.
Asimismo, aclaró, no se trata solo de restos en el fondo del océano, sino también de hallazgos en ríos, lagos, pozos y hasta en pantanos.
Resguardo global
Con el fin de preservar esa especie de "museos ocultos bajo del agua" y evitar su saqueo y destrucción en manos de "empresas caza tesoros", en el 2001 nació la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático de la Unesco.
En nuestro país, la iniciativa se viene impulsando desde hace unos cinco años y, de hecho, el pasado 28 de agosto fue aprobada en primer debate por la Asamblea Legislativa.
De los 193 estados miembros de la ONU, 58 la han ratificado. En Latinoamérica, 19 países la han acogido, mientras que en Centroamérica ya la suscribieron Panamá y Honduras.
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¿Cuál es el beneficio de sumarse a la convención? En primera instancia, esto permitiría a Costa Rica levantar un inventario oficial de los sitios que serían catalogados como patrimonio subacuático.
"Los países manejan ese tema (el del inventario) con mucha reserva, para no alertar a los caza tesoros. Pero es un hecho que es necesario contar con una lista de los lugares, para poder preservarlos", enfatizó Guerin.
Además, la ratificación facilitaría el acceso a fondos de cooperación internacional para la conservación de estos sitios y, a la vez, promovería la especialización de arqueólogos costarricenses en patrimonio subacuático.
Según comentó Guerin, desde que el proyecto pasó el primer debate, los congresistas ticos tenían un mes para darle el visto bueno final.
"Luego de eso, lo que aplica es que envíen la carta de ratificación a la Unesco y listo", aseguró.
Arqueología marina local
Se preguntará cuáles son esos tesoros que debería resguardar nuestro país...
Adrián Badilla, arqueólogo del departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica, dijo que algunos de esos lugares serían los sitio arqueológicos La Regla, en el Golfo de Nicoya, y La Malla, en el manglar de Tivives.
La lista también la conformarían las trampas o estanques de peces en playa Manzanillo, Bahía Culebra, Guanacaste, y el sitio Punta Cahuita, en el Parque Nacional Cahuita, Limón.
De hecho, explicó, cierta parte de esos tesoros que entrarían en esa denominación, ya están protegidos por la Ley N.º 6703 sobre patrimonio nacional arqueológico.
"En el caso del sitio La Regla, en el Golfo de Nicoya, se trata de enterramientos de restos humanos, pero también maderas, cortezas y otros restos orgánicos que, si no hubieran estado en el medio húmedo en el que se localizaron en la década de los noventas, en el manglar de isla Venado, no existirían, porque son vestigios que datan del 500 a. C.", afirmó Badilla.
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En el caso de La Malla, en Tivives, el arqueólogo dijo que los hallazgos son montículos (levantamientos de tierra) usados por antiguas civilizaciones (500 d. C.), para la explotación de especies de manglar, como conchas.
Por su parte, las trampas o estanques de peces en playa Manzanillo, Bahía Culebra de Guanacaste, también son prueba del legado precolombino que nos precedió desde el 1.000 d. C.
"Son círculos de piedra construidos por los indígenas en los cuales, al subir la marea, quedaban atrapadas una gran cantidad de especies marinas. Cuando bajaba la marea, aprovechaban para su recolección", puntualizó el arqueólogo.
Barcos sumergidos
En el ámbito de pecios o barcos hundidos, el único sitio conocido en Costa Rica, por el momento, es Punta Cahuita, en el Parque Nacional Cahuita, Limón.
"Ahí hay un depósito con una gran cantidad de cañones, anclas y otros materiales que requieren investigación para establecer su origen. Todavía no se tiene un dato de cuándo habría sido el hundimiento. Se ubica al puro frente del lugar donde todo el mundo va a hacer esnórquel (buceo de superficie)", aseguró Badilla.
A esto se suman hallazgos aislados por parte de pescadores del Pacífico y del Caribe, así como de buzos, quienes han encontrado artículos antiguos como ánforas y botellas.
"Si bien se desconoce su contexto real, son parte de la historia. Recordemos que desde 1502 andan navíos europeos por nuestras costas", argumentó el experto.
De hecho, puntualizó, no se descarta encontrar una embarcación prehispánica o una canoa de madera fabricada por indígenas.
De esa última, hasta la fecha, no hay prueba física en Costa Rica. Únicamente, han aparecido representadas en cerámicas.
Necesaria ratificación
Badilla fue uno de los participantes de un taller realizado en nuestro país sobre protección del patrimonio cultural subacuático.
Dicha iniciativa, organizada por la Unesco y que contó con el apoyo el Centro Cultural de España, el Museo Nacional y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), se llevó a cabo el pasado 23 de agosto.
El especialista considera de vital importancia que el país ratifique la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático.
"Cuando se habla del tema, lo primero que se viene a la mente son restos de barcos hundidos. Sin embargo, es mucho más que eso. Aprobarla nos ayudaría a definir qué vamos a entender por ese concepto, pues abarca la parte histórica, arqueológica y cultural de la existencia humana. Son restos que que han estado bajo el agua total o parcialmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años", concluyó.
Legado mundial
-En el lago Atitlán, en Guatemala, reposa el sitio arqueológico Samabaj. Hace unos 2.000 años, formaba parte de una isla, pero el agua subió unos 20 centímetros y lo cubrió.
-En Panamá se ubica el yacimiento del San José, un galeón de origen español que se hundió en el archipiélago de Las Perlas en el siglo XVII. Una empresa de comercial ha realizado ahí operaciones de salvamento desde el 2003.
-En Cartagena de Indias, Colombia, se investigan gran cantidad de naufragios, los cuales habrían sido el saldo de un ataque en 1741 por parte de los ingleses. Las murallas que resguardan esta ciudad son prueba de ello.
-Uno de los casos más connotados en Suramérica es el de Nuestra Señora de las Mercedes. Fue una fragata que naufragó en la costa sur de Portugal, en 1804. La flotilla británica tenía como destino Perú.
-La Península de Yucatán, en México, es un ejemplo de vestigios en cavernas sumergidas. Ahí no solo hay evidencia humana, sino también restos de fauna extinta.
-En Jamaica se ubica la ciudad sumergida de Port Royal, una de las principales colonias inglesas a finales del siglo XVIII, la cual se destacó por el comercio de esclavos, azúcar y materias primas. En 1692, un terremoto provocó su hundimiento.
-Otro casos que ilustra los paisajes culturales sumergidos es la bahía de Alejandría, en Egipto, donde se ubicaba el palacio de la reina Cleopatra. Esta estructura también fue a dar al fondo del mar producto de la sismicidad.