Combinando el estudio geológico de las profundidades oceánicas (batimetría) con la experiencia de los capitanes de barcos pesqueros, Costa Rica mapeará en los próximos tres años sus fondos marinos.
El objetivo es mejorar la pesquería de camarón, en vías de que sea más sostenible.
Con ello, el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) podrá identificar dónde se encuentran los arrecifes o zonas coralinas, los fondos lodosos o rocosos.
“Teniendo el mapa, entonces se pueden tomar medidas de regulación”, dijo Antonio Porras, director técnico de Incopesca.
El estudio se da en el marco de la segunda fase del proyecto titulado Reducción de las repercusiones ambientales de la pesca tropical del camarón al arrastre (REBYC) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Aparte de Costa Rica, en esta iniciativa participan Brasil, México, Colombia, Trinidad y Tobago, así como Surinam.
“Todos los países centroamericanos querían ser parte del proyecto, pero por cuestión de fondos no se pudo. Por eso, nuestro compromiso es transferir el conocimiento”, dijo Porras.
El proyecto se ejecutará en cuatro años y en el caso tico, está dirigido a dos pesquerías de camarón: la semi industrial de arrastre y artesanal de pequeña escala con trasmallo, las cuales operan en el Pacífico central.
Componentes. Se contemplan tres ejes temáticos: normativa, investigación y dimensión social.
En normativa se vislumbra un proceso de capacitación al sector pesquero en las directrices de FAO en cuanto a descartes y pesca incidental. También para que aplique el enfoque ecosistémico de la pesca.
El eje de investigación, por su parte, busca recabar información científica y empírica que permita una mejor gestión de la pesquería.
La dimensión social se refiere a la identificación de alternativas socioeconómicas para aquellas personas que pudieran quedar fuera de la actividad.
Los fondos fueron aportados por Global Environment Facility (GEF) a través de FAO.
Otros estudios. El mapeo de los fondos marinos es tan solo una de las aristas de investigación.
Incopesca también trabajará en mediciones para generar una línea base que permita realizar comparaciones en el tiempo.
Aún se están definiendo las variables. “Existe una directriz presidencial en cuanto a la pesquería de camarón. Le pedimos al grupo de investigación involucrado en esta directriz que nos dieran sus consideraciones”, manifestó Porras.
Eso sí, y según Porras, estas deberán ser variables cuya medición sea factible para Incopesca en el tiempo, que puedan ser datos que el instituto pueda tomar por su cuenta año con año.
También se hará un muestreo para identificar las especies que son capturadas aunque no sean objetivo de pesca (lo que se conoce como pesca incidental), ya que la directriz de la FAO es minimizarlas. Además, se caracterizarán los descartes para proponer medidas de manejo en pos de eliminar esa práctica.
“Una de las acciones que se pueden hacer es que, en vez de botar el pescado que no tiene uso comercial, se utilice para generar productos como croquetas. Esa es una fuente de proteína que actualmente no se está aprovechando y podría utilizarse en la dieta de comedores escolares por su buen sabor y buena calidad, por poner un ejemplo”, explicó el director técnico de Incopesca.
“Sin que esto se convierta en una justificación para incrementar la pesca incidental. Al contrario, hay que disminuirla mediante mecanismos como los excluidores de tortugas y peces”, agregó Porras.
En cuanto a los excluidores de los peces, Incopesca pedirá a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) evaluar su funcionalidad como anteriormente lo hicieron con los excluidores de tortugas.
Asimismo, en el componente de investigación se contempla la mejora en la toma de datos y manejo de las estadísticas por parte del instituto.
Según Porras, todas estas acciones se verán enriquecidas por el aporte de conocimiento empírico de los pescadores.
Objetivo: mejorar. Este esfuerzo persigue mejorar la pesquería de camarón en el trópico.
“Uno de los aspectos más ambiciosos, y al que más utilidad le vamos a dar, es la generación de un plan de capacidad de pesca”, dijo Porras.
De acuerdo con la cantidad de peces o biomasa existente en el ecosistema, este plan establecerá cuánto recurso se podrá aprovechar y definirá los porcentajes para garantizar las reservas o stock .
“Ese plan de capacidad nos va a decir si todas las personas que están trabajando en esta pesquería pueden estar o no”, dijo Porras.
De allí la importancia del componente social. Por esa razón, la iniciativa trabajará en una cartera de proyectos productivos, se evaluará la reconversión de la flota a otras actividades, se promoverá el fortalecimiento organizacional, se hará un análisis de la cadena de valor, se procurará la inserción de las mujeres en la actividad y se realizará un análisis de las áreas marinas de pesca responsable.