En el café verde que se cultiva en Nandayure, Guanacaste, la reconocida marca Chanel encontró 70 veces más moléculas activas de antioxidantes que las que suelen hallarse en el grano tradicional.
En combinación con otros compuestos provenientes de los olivos de Cerdeña (Italia) y los lentiscos de Icaria (Grecia), la empresa de cosméticos creó un nuevo tratamiento antiedad que lleva por nombre Blue Serum, el cual ya está a la venta.
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El desarrollo de esa crema fue posible gracias al conocimiento que tiene el país de su biodiversidad silvestre y domesticada (como es el caso del café), así como de la gestión de sus recursos genéticos y bioquímicos.
Eso, según Ángela González, de la Comisión Nacional de Gestión de la Biodiversidad (Conagebio), convierte a Costa Rica en pionero tanto en el aprovechamiento de la biodiversidad como en la legislación que regula ese uso y promueve la conservación del recurso.
Por ejemplo, del 2004 al 2016, Conagebio otorgó 487 permisos y la tendencia se orienta al crecimiento. En el 2014 se gestionaron 40 permisos; en 2015, 51, y en 2016, 53.
La mayoría de estos fueron gestionados por nacionales (66%). Sin embargo, según el biólogo José Alfredo Hérnandez, de Conagebio, en el 2016 se empezó a observar un incremento de los permisos gestionados por extranjeros.
Chanel es ejemplo de ese creciente interés. Según González, la empresa había gestionado permisos de bioprospección (investigación en pro del hallazgo de organismos y sustancias con posibles usos medicinales e industriales, entre otros) en años anteriores para estudiar los componentes del café y, en el 2016, se convirtió en la primera empresa a la que se le aprobó un permiso de comercialización.
"La biodiversidad costarricense tiene un gran potencial, no solo para uso cosmético, sino también medicinal y de alimentación. Sabemos del interés de muchas instituciones en otros países por aprovechar esa biodiversidad a través de permisos de comercialización", manifestó González.
Beneficio
Conagebio, dependencia del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), otorga tres tipos de permiso: investigación básica, bioprospección y aprovechamiento comercial. Solo en el 2016 se dieron 53 permisos: 48 para investigación básica, cuatro para bioprospección y uno para comercialización con vigencia de tres años.
Con respecto a este último, aparte del país, el beneficio directo es para una cooperativa de pequeños productores de café en Nandayure. Según González, eso es lo que precisamente se quiere fomentar: que sean las personas que resguardan el recurso natural quienes se beneficien económicamente de la biodiversidad.
En cuanto a la información derivada de los permisos por investigación básica, González manifestó: "estamos en un proceso para que los productos de esas investigaciones queden en el país, para así enriquecer nuestro conocimiento sobre la biodiversidad y eso vaya en función de la toma de decisiones".
La mayoría de los permisos que se solicitan ante Conagebio se destinan a estudios en plantas, microorganismos, artrópodos, mamíferos y otros invertebrados. Esas investigaciones se orientan a conservación y ecología, salud humana, evolución y taxonomía, biotecnología y fisiología vegetal, entre otros.
Los permisos permiten realizar colectas de especímenes tanto in situ (en campo) como ex situ (colecciones en museos y zoológicos, entre otros).
En este sentido, las áreas silvestres protegidas (como parques nacionales y refugios de vida silvestre) siguen siendo las preferidas por los investigadores: el 43% de las solicitudes se gestionan para colectar allí. En importancia, le siguen colectas en propiedad privada (28%) y colecciones (26%).
"Una cosa que estamos tratando de estimular es que los investigadores no vayan a colectar a la naturaleza sino que aprovechen lo que ya existe en las colecciones. Las colecciones no están para ser guardadas sino para ser utilizadas en investigación", afirmó González.