En las personas, el ejercicio previene la obesidad, la osteoporosis así como enfermedades cardiovasculares y de articulaciones. En los perros, los beneficios son exactamente los mismos.
Según la médica veterinaria Melania Gamboa, gerenta de Programas Veterinarios de la organización Protección Animal Mundial, se recomienda salir a caminar con el can todos los días, ya sea una o dos veces.
Sin embargo, esta actividad no debe tomarse a la ligera. Los perros disfrutan pasear con sus dueños y unas cuantas previsiones evitarán que se apague la alegría de su mascota.
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¡Tome nota! La distancia, duración y velocidad de las caminatas dependerán de la raza del animal. El requerimiento de ejercicio de un labrador no es el mismo de un salchicha. “Por ejemplo, los perritos de patas cortas no pueden ir muy rápido; hay que tener ese cuidado”, comentó Gamboa.
También, la ración de ejercicio dependerá de la edad. La energía de un cachorro no es la misma que la de un perro geriátrico.
Lo mejor es asesorarse con el médico veterinario, quien conoce el estado de salud del can y puede recomendar un régimen de ejercicio apto para este, según sus padecimientos y particularidades fisiológicas.
Los cachorros, por ejemplo, pueden salir a caminar cuando tengan todas las vacunas.
Lo mismo sucede con el régimen de desparasitación. “Cada vez que los perros salen a pasear, huelen las heces de otros animales y se pueden infectar con parásitos”, explicó Gamboa.
Por esa razón, se recomienda llevar bolsas para recoger los excrementos. Además, “esas cacas terminan siendo un problema de salud pública; pueden enfermar a las personas, sobre todo a los niños”, agregó la veterinaria.
Acondicionamiento físico. Otra consideración que debe tomarse en cuenta es la condición física del animal. Al igual que con las personas, las mascotas deben ir adquiriendo resistencia cardiovascular y desarrollando músculo.
Por eso, deben empezar a ejercitarse poco a poco e ir incrementando el esfuerzo físico con el tiempo. “Uno debe acomodarse al ritmo del perro. Si uno los deja marcar el ritmo de la caminata, ellos solitos controlan su esfuerzo”, detalló Gamboa.
En este sentido, el dueño debe estar atento a las señales de agotamiento que podría presentar el animal, como jadeo y salivación excesivos, o bien, que caminan más lento y se quedan atrás, buscan las sombras y muestran una disminución de la energía.
“El perro siempre seguirá a su dueño y, a no ser que esté muy cerca de desplomarse, no parará. Por eso es importante estar atento a los cambios”, enfatizó la especialista canina.
Prevenga golpes de calor. Los perros de pelaje oscuro tienden a atrapar calor en este y entonces se sobrecalientan muy rápido. “Si uno tiene un perro así, hay que estar echándole agua encima y parar a descansar bajo una sombra”, aconsejó Gamboa.
Hay razas que, debajo de cualquier color de pelaje, tienen una piel muy blanca y están predispuestas a quemarse. Al igual que los humanos, esas lesiones podrían producir cáncer.
Por eso, es clave escoger la mejor hora del día para salir caminar. Evite las horas de mayor radiación solar y prefiera los paseos antes de las 9 a. m. o después de las 4 p. m.
Sobre la respiración, cuán húmedo o seco esté el aire también influye y perros con nariz chata, como los boxers o pugs, presentan dificultades para respirar.
“Tratar de respirar en esas condiciones es muy estresante para ellos e incluso se podrían ahogar. Hay que tomar muchas precauciones con razas de nariz chata, como realizar caminatas muy cortas y durante la noche”, manifestó Gamboa.
Si su perro debe utilizar bozal, debe cerciorarse de no apretarlo, ya que esto puede impedirle respirar. Si lo usa, las caminatas deben ser cortas.
Otro punto por tomar en cuenta es la hidratación. Lo ideal es que tomen agua antes de que les dé sed. Cuanto más grande el perro y más larga la caminata, más agua se debe llevar.
La hora del día también importa en razón de la temperatura del asfalto, ya que el can podría sufrir quemaduras en sus patas.
“Las patitas de los perros no están hechas para el pavimento. Ellos vienen de los lobos y estos viven en zonas boscosas donde hay vegetación y tierra. De hecho, el pie humano tiene mayor protección que la patita de un perro”, subrayó Gamboa.
Para medir si el asfalto es muy caliente, coloque el dorso de su mano sobre este por 10 segundos. Si le incomoda, entonces no se puede pasear al perro por allí.
En el caso de los que tienen patas cortas, hay una consideración más: su cabeza y estómago están cerca del pavimento, por lo que se acaloran fácilmente.
“Se trata de ponerse en su lugar. Lo que necesitan las personas cuando salen a caminar es lo mismo que requieren los perros”, resaltó la especialista.