Ocho de las 12 especies de tiburones y rayas existentes en la Isla del Coco declinaron significativamente en presencia y abundancia en los últimos 20 años.
Por ejemplo, el número de las mantarrayas ( Manta biristris ) disminuyó 89%, mientras que el tiburón punta blanca ( Triaenodon obesus ) cayó en un 77%.
Los siguen la manta móbula ( Mobula sp ), con 78%, y el tiburón martillo ( Sphyrna lewini ), con 45%.
Así lo dio a conocer un estudio realizado por investigadores de universidades de Estados Unidos y Canadá, el cual fue publicado en la revista científica Conservation Biology .
Las disminuciones en presencia y abundancia se dan aun cuando el Parque Nacional Isla del Coco (PNIC) es una de las áreas marinas protegidas (AMP) más antiguas en el mundo.
Las causas son diversas: la influencia del fenómeno El Niño, los cambios en la estructura de los depredadores, y la presión de la pesca, a pesar de que esta actividad no se permite en 12 millas alrededor de la isla.
“Las declinaciones de megafauna marina continuarán sin cesar en las AMP a menos que exista un esfuerzo adecuado de control de pesca”, señalaron los autores del estudio.
No todas las especies se redujeron. Los tiburones tigre, galápagos, punta negra y ballena aumentaron su probabilidad de ocurrencia en estos 20 años.
“Solo podemos especular sobre cuáles son los factores causantes de los cambios que observamos. Es probable que no haya uno solo, pero la presión de la pesca, la variación de las condiciones ambientales y los cambios en las interacciones ecológicas están involucradas”, dijo Mark Myers, biólogo de la Universidad de Northern Iowa y uno de los autores de la investigación.
Resultados. Los científicos analizaron los datos tomados por buzos de la compañía Undersea Hunter en 17 sitios en Isla del Coco, entre 1993 y el 2013.
Los buzos registraron la presencia y la abundancia de 12 especies de tiburones y rayas, además de otros datos, como temperatura del agua y visibilidad.
“Los resultados en función de los efectos de las variables ambientales registradas por los buzos deben interpretarse con cautela debido a que estas variables no siempre fueron estandarizadas, como sería el caso en un estudio científico”, alertaron los autores en su artículo.
A partir de estos datos, los investigadores calcularon tendencias de abundancia relativa (para seis especies) y probabilidad de ocurrencia (para otras seis).
En total, se contabilizaron 1,4 millones de observaciones. Los tiburones punta blanca fueron los más vistos (se ven en 97% de los buceos), seguidos por los tiburones martillo (77%) y las rayas moteadas (84%).
Para facilitar el análisis, los investigadores dividieron estas 12 especies en cuatro grupos: tiburones pelágicos, tiburones de arrecife, rayas de fondo y planctívoros (que se alimentan de plancton, como el tiburón ballena).
En 20 años, los tiburones sedosos disminuyeron en un 91%, mientras que la abundancia relativa de los tiburones martillo declinó 45% desde 1993.
Sobre estos últimos, se observó un incremento en su abundancia entre 1999 y el 2000, año de influencia de La Niña que vino justo después de un gran evento de El Niño (1997-1998).
“Las dos especies son frecuentemente capturadas por las pesquerías del Pacífico oriental tropical, tanto por la pesca incidental como por la pesca dirigida a sus aletas, y las dos especies son vulnerables a la sobreexplotación; pero, por las diferencias en los datos disponibles para cada especie (abundancia relativa versus presencia/ausencia), no podemos decir que una es más vulnerable que la otra”, dijo Myers.
“Cuatro de las seis especies de tiburones pelágicos y planctívoros disminuyeron durante el estudio. Estas especies son capturadas frecuentemente por la pesquería del Pacífico oriental tropical y se han observado declinaciones parecidas a estas para las mismas especies en otras regiones con pesca intensiva”, continuó Myers.
En contraste, el tiburón tigre empezó a verse en la Isla del Coco a partir del año 2000.
“La probabilidad de ocurrencia del tiburón tigre aumentó durante el estudio, pero sospechamos que algunos tigre colonizaron y establecieron su residencia en la isla. El tigre tiene una tasa intrínseca de crecimiento natural relativamente alta para un tiburón grande, y parece que esta especie es resistente a la pesca en otros ecosistemas marinos de pesca intensiva; así que también es posible que la población haya crecido en el Pacífico oriental tropical”, detalló Myers.
La abundancia de la raya moteada decreció 73%, principalmente debido a El Niño.
Se observó más cuando había corrientes fuertes, mayor visibilidad en el agua y en época lluviosa.
“La abundancia relativa de cada especie fue altamente influida por la actividad de El Niño, estacionalidad y temperatura del agua”, se lee en el estudio.
Según Myers, la temperatura del agua se incrementa y las corrientes disminuyen en la Isla del Coco en presencia de El Niño.
“Parece que algunas especies, como el tiburón martillo, cambian su distribución durante condiciones de El Niño. Puede ser que se encuentren en zonas más profundas o que se muevan lejos de la isla”, destacó el biólogo.
La raya águila, por su parte, decreció un 34%. Aunque, entre 1995 y 1997, se dio un incremento en su abundancia. Se observaron más rayas águila en presencia de corrientes fuertes, mejor visibilidad y una temperatura del agua más alta.
El número de tiburones punta blanca y punta plateada bajó significativamente en 20 años.
Los punta plateada empezaron a mermar a partir de 2007, mientras que los punta blanca declinaron en un 77% desde 1993.
“La declinación de tiburones punta blanca fue sorprendente. Pensábamos que esta especie sería bien protegida porque es pequeña, con movimientos limitados. Su declinación puede estar relacionada con la llegada de nuevos depredadores (tiburón tigre), pero creemos que es más probable que esté vinculada a la pesca ilegal dentro del parque”, manifestó Myers.
En cuanto a los tiburones galápagos, estos empezaron a verse a partir del 2000 y se observan aún más desde el 2008. Su presencia se relaciona con corrientes fuertes, mejor visibilidad y a la época lluviosa.
Los punta negra también se observaron más en la isla cuando había una mejor visibilidad.
El tiburón ballena es una de las especies que también incrementó su presencia en isla del Coco. Se observa entre mayo y agosto, en época lluviosa. Tienen picos cada tres años y es menos común verlos en años de El Niño.
La manta móbula decreció 78%, se observaron más cuando habían corrientes más fuertes y buena visibilidad.
La abundancia de la mantarraya disminuyó 89%. Su observación estuvo correlacionada a menos actividad del fenómeno de El Niño.
Urge el control. Los elasmobranquios (tiburones y rayas) son particularmente vulnerables debido a su madurez tardía, lo cual resulta en bajas tasas de crecimiento poblacional y un mayor riesgo ante la sobreexplotación.
“Creemos que las disminuciones en abundancia de todas las especies son resultados de la sobrepesca”, recalcó Myers.
La sospecha de los investigadores se basa en que cuatro de las seis especies de tiburones disminuyeron en número durante el período de estudio. Según Myers, estas son especies frecuentemente capturadas por las pesquerías en el Pacífico oriental tropical.
“Se han observado declinaciones parecidas a estas para las mismas especies en otras regiones con pesca intensiva”, dijo el autor de la investigación.
En este sentido, los investigadores argumentan que –aunque es incierto si el PNIC se diseñó adecuadamente como AMP–, los esfuerzos de conservación deben enfocarse en el control y la vigilancia, así como en el monitoreo científico.
“Tales esfuerzos son requeridos con urgencia para que la Isla del Coco recupere sus poblaciones de elasmobranquios y reclame su prestigio como AMP exitosa”, concluyeron los investigadores en el estudio.