Berlín, Alemania
Si bien los conflictos resultan de la combinación de una serie de factores, un estudio realizado por investigadores alemanes y suecos observó que aquellos enraizados en diferencias étnicas pueden verse exacerbados por desastres como inundaciones, tormentas o sequías.
"La división étnica podría funcionar como líneas de conflicto determinadas en caso de tensiones que emerjan rápidamente debido a eventos disruptivos como desastres naturales", se lee en el estudio publicado en la revista científica Proceedings of National Academy of Sciences (PNAS).
Entre 1980 y 2010, los investigadores observaron que cerca del 23% de los conflictos que se dieron en países altamente fraccionados por razones étnicas coincidieron con desastres.
Si bien los científicos aclaran que los desastres relativos al clima no actuaron como disparadores directos de los conflictos armados, "la naturaleza disruptiva de estos eventos pareciera que juega un papel en sociedades étnicamente fraccionadas".
Según Carl-Friedrich Schleussner, investigador del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Alemania) y coautor del estudio, la intención de la investigación era evaluar si la ocurrencia de eventos como sequías o inundaciones podría desencadenar conflictos armados.
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Si bien los resultados obtenidos no permitieron realizar ese análisis debido a la metodología, Schleussner comentó que estos estudios son importantes en el contexto de cambio climático.
"El cambio climático podría afectar la estabilidad social en diversas formas: cambios que afectarían la disponibilidad de recursos limitados como el agua, destrucción de comunidades y modos de vida, aumento en el precio de los alimentos, migración y desastres", señaló Schleussner a un grupo de periodistas invitados por la Oficina Federal de Asuntos Exteriores para cubrir el Diálogo Climático de Petersberger, a realizarse la próxima semana en Berlín, Alemania.
Vulnerabilidad
Según Schleussner y sus colegas, estudios anteriores indicaron que las largas sequías vividas en Siria, Somalia y Afganistán pudieron haber contribuido (no necesariamente provocado) a los conflictos armados que actualmente viven estos países.
"Es evidente que las raíces de estos conflictos, al igual que los conflictos armados en general, son específicos de cada caso y no están directamente relacionados con los desastres naturales. Sin embargo, tales acontecimientos (los desastres) tienen el potencial de amplificar las tensiones ya existentes y desestabilizar aún más aquellas regiones que son más propensas a conflictos", señalaron los autores del estudio.
Ese es el caso de regiones como el norte y centro de África así como el centro de Asia, que son vulnerables tanto a los impactos del cambio climático, como a los conflictos armados enraizados en divisiones étnicas.
"Las proyecciones climáticas indican un aumento sustancial de los eventos climáticos extremos en estas regiones y muchos de los países afectados también se caracterizan por su alta vulnerabilidad y baja capacidad de adaptación, lo que los hace especialmente susceptibles a los desastres naturales relacionados con el clima.
"En cuanto a conflicto, las proyecciones de riesgo global a 2050, basadas en un análisis multifactorial, también consideran que estas regiones están especialmente amenazadas, lo que pone de manifiesto la relevancia de nuestros hallazgos en el contexto más amplio de la prevención y desarrollo de conflictos", señalaron los investigadores en su estudio.
Multifactorial
Los investigadores analizaron los desastres y conflictos armados ocurridos entre 1980 y 2010. Clasificaron los desastres en tres categorías: climatológicos (sequías e incendios forestales), meteorológicos (tormentas) e hidrológicos (inundaciones y deslaves).
En el criterio para definir "desastres" en el estudio, los investigadores incluyeron todos aquellos eventos relativos al clima que tuvieron un impacto en el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, se utilizó una variable económica. La información provino de una base de datos del sector de seguros.
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Para Schleussner, eso pudo haber limitado los alcances del análisis, ya que los daños derivados de desastres también impactan otros aspectos que no son necesariamente económicos y que son difíciles de cuantificar.