En Guanacaste, la estación lluviosa comenzó a mediados de setiembre; es decir, cuatro meses más tarde de lo normal.
No solo eso. Se prevé que finalice a principios de noviembre, por lo que esa provincia tendría este año apenas dos meses de precipitaciones.
“Este sería el año con la temporada lluviosa más corta de todo el registro histórico de este siglo y el pasado”, comentó Luis Fernando Alvarado, del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), durante una reciente presentación en el Foro sobre Uso Sostenido del Agua, que tuvo lugar en el auditorio Manuel Jiménez, del Grupo Nación.
En algunos cantones la situación es crítica. Liberia, por ejemplo, presentó un déficit de lluvias del 80% entre enero y setiembre de este año en comparación con el promedio histórico.
En otros, como Cañas y Abangares, el déficit fue de 75%, 70% para Bagaces, 60% para Tilarán, Santa Cruz y La Cruz, 55% para Nandayure, y 40% para Nicoya. En términos generales, en los primeros nueve meses del año, la región Chorotega tuvo un déficit de lluvias de 65%.
“El Pacífico norte es reconocido por ser una zona ventosa y el viento es un factor que elimina posibilidad de lluvias. Eso, durante un evento de El Niño, se intensifica. La humedad no entra porque el viento la aleja”, explicó Alvarado.
La situación no es exclusiva de Guanacaste. La disminución de precipitaciones en ese mismo periodo se calculó en 55% para San José, siendo las más débiles desde la década de 1900. En el Pacífico central, el déficit fue de 40% y en el Pacífico sur, de 35%, siempre en comparación con el promedio histórico.
La razón. El fenómeno El Niño – Oscilación del Sur (ENOS) nace de la interacción de las aguas superficiales del océano Pacífico con la atmósfera.Cuando se presenta un calentamiento anormal de las aguas, se le llama El Niño, y cuando hay un enfriamiento, se conoce como La Niña.
En promedio, el ENOS ocurre cada dos a siete años, con una duración de entre 12 y 22 meses.
En este momento, el país está bajo la influencia de El Niño, el cual alcanzó en setiembre pasado sus niveles más altos desde su antecesor de 1997.
De hecho, este evento está entre los tres más intensos desde 1950. Si lo normal son dos eventos por siglo, en los últimos 30 años se han presentado tres: 1982-1983, 1997-1998 y 2014-2016.
“Al parecer, el cambio climático está favoreciendo condiciones para que los eventos de El Niño se presenten de forma más frecuente e intensa”, comentó Alvarado.
Según el experto de IMN, al finalizar este año, el presente evento podría igualar o superar al de 1997-1998 y se prolongaría hasta mayo del 2016.
“El Niño intensifica las características naturales del país. Sabemos que Guanacaste es una zona donde llueve poco; pues con El Niño se vuelve más seca”, señaló Alvarado en su charla.
En este sentido, bajo la influencia de este fenómeno, la vertiente del Pacífico presenta menos precipitaciones y mal distribuidas a lo largo del año. También se prolonga la época seca y el veranillo, así como una salida temprana de la época lluviosa.
Aparte de las variaciones en el patrón de precipitaciones, con El Niño se presenta un alza en las temperaturas.
“Es muy probable que, al igual que este evento se llevó todos los récords históricos de lluvias, también se lleve los de temperatura, siendo marzo y abril los meses más calurosos”, manifestó Alvarado.
Se prevé que el fenómeno alcance su máxima intensidad en los meses de diciembre y enero.
A partir de febrero del 2016 empezaría a debilitarse, aunque el inicio de la próxima estación lluviosa podría estar influida por este evento de El Niño.
“Aunque débil, todavía podría causar problemas por un inicio atrasado de la temporada”, apuntó Alvarado.
Tampoco se puede bajar la guardia, ya que, por lo general, un episodio de El Niño es sucedido por uno de La Niña.
Las dos caras de Costa Rica. Como el fenómeno de El Niño intensifica las características naturales del país, el escenario caribeño es inverso al guanacasteco.
En la provincia de Limón y en la zona norte se dan condiciones ligeramente más lluviosas a lo usual.
De hecho, y según el reporte de precipitaciones de enero a setiembre de 2015, Limón presenta un superávit de lluvias, con 72% por encima de la media histórica, lo que convierte a este año, en el segundo más húmedo desde 1941 (el récord aún lo tiene el 2002).
Eso sin contar diciembre, mes que suele ser muy lluvioso y podría darle el primer lugar al 2015.
“Se prevé que diciembre sea también muy lluvioso, como suele serlo en un año normal, pero su intensidad se amplificaría por influencia de El Niño”, advirtió Alvarado.