Entre febrero y abril, en los patios y jardines de las casas de la Gran Área Metropolitana (GAM) se suelen ver pichones de búhos y lechuzas en el suelo.
La gente tiende a manipularlos en un intento por rescatarlos, pero expertos de la Fundación Rapaces y la Asociación Ornitológica de Costa Rica (AOCR) recomiendan hacer lo contrario.
“La gente, al encontrarlos en el suelo, piensa que sus padres los abandonaron y con muy buenas intenciones quieren ‘salvarlos’. Sin embargo, no es así, ya que el ser humano los encuentra durante el día (cuando sus padres descansan) y lo que hace es separarlos de sus progenitores”, detalla un comunicado de la Fundación Rapaces .
“Cuando una persona con buenas intenciones encuentra un polluelo fuera de su nido y lo recoge para llevárselo a la casa y ayudarlo, podría provocarle la muerte o el desprecio de sus padres”, dijeron los biólogos de la AOCR en un artículo en la revista científica Zeledonia .
Época reproductiva. En la época seca, entre enero y abril, la mayoría de las aves rapaces nocturnas está en etapa reproductiva.
Entre ellas está el estucurú ( Megascops choliba ), un tipo de búho que es común en la GAM y, por lo tanto, es una de las especies más perjudicadas por la manipulación del ser humano.
Las lechuzas y búhos anidan en huecos o cavidades en los troncos de los árboles. Cuando los pichones salen del cascarón, se mueven por el nido y tienden a salirse de este para explorar. Algunos tienden a lanzarse al suelo.
Si esa exploración coincide con las horas de descanso de los padres, los pichones se encuentran vulnerables a los depredadores, como gatos.
Cómo sí ayudar. La Fundación Rapaces brinda una serie de consejos para ayudar a los pichones sin afectarlos.
Por ejemplo, y en la medida de las posibilidades, se puede revisar que no presenten una herida o daño visible. Si hubiese alguna, se aconseja contactar a las autoridades del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) o a un centro de rescate con personal especializado. No intente curarlos en casa.
Si no están heridos y no hay peligro de perros, gatos o niños alrededor, entonces es mejor guardarlos en una caja de cartón durante el día (sí puede tocarlos, siempre que los papás no vean) y dejarlos donde los encontró. Cuando sea de noche, sus padres ya estarán despiertos y buscarán a su pichón.
“Incluso los polluelos tienen una gran capacidad de escalar para retornar al nido y ser atendidos nuevamente por sus padres”, se destaca en el comunicado de Fundación Rapaces.
Si hay un peligro cerca, la sugerencia es dejar la caja más alejada del sitio donde se halló al pichón (puede ser hasta 300 metros), o ponerla en un lugar elevado y seguro. Los chillidos de los pichones pidiendo comida alertarán a sus padres, cuya vista y audición son muy desarrolladas.
“En presencia de gatos, funciona una ‘jaula protectora’, en la cual los padres lo atienden brindando alimento a través de los barrotes”, señalaron los expertos de la fundación.
Aunque son lindos, los búhos y lechuzas no son mascotas. Su tenencia es penada por ley.
“Nosotros nunca vamos a poder sustituir los cuidados que le brindan sus padres, la comida especializada que ellos le traen, las enseñanzas para lograr que tengan éxito en vida silvestre”, enfatizaron los expertos.