En diciembre del 2015, los 195 países acordaron compromisos a la luz del Acuerdo de París, pero no detallaron cómo se irían a ejecutar esas metas.
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“Es un acuerdo marco. Para muchos no tiene la severidad o nivel de detalle que se pretendía, pero hay que recordar que es un acuerdo que debe durar hasta fin de siglo. Es suficientemente amplio para trabajar”, comentó Enrique Maurtua, director de cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) en Argentina, a periodistas que participaron de la conferencia en línea organizada por Latin Clima y el Centro Regional de Cambio Climático y Toma de Decisiones, con el apoyo de Earth Journalism Network.
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En los tiempos previstos, las naciones tendrían hasta el 2020 para afinar procedimientos, reglamentos y guías técnicas que permitirían ejecutar el tratado. Ahora, la entrada en vigencia apresurará esas tareas.
“El trabajo pos-Acuerdo de París consiste en detallar cómo van a ir cumpliéndose y regulándose las secciones estipuladas en el documento. Es como cuando se promulga una ley que, para ser operativa, necesita ser reglamentada. Es una situación similar”, dijo Maurtua.
Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), añadió: “Esto incluye la preparación de un reglamento para hacer operativo el acuerdo en lo relativo a cooperación internacional y puesta en marcha de flujos financieros mayores para acelerar y ampliar los planes nacionales de acción climática”.
La esencia del tratado se asienta en las contribuciones nacionales, o INDC, que cada país presentó ante la CMNUCC. Estas detallan las metas de reducción de emisiones que las naciones creen poder disminuir.
Según Maurtua, el Acuerdo de París reconoce que estas no son suficientes. “A como están ahora, estas nos llevan a un planeta cuya temperatura promedio se incrementará en 2,7 ºC en vez de los 2 ºC acordados. Es necesario mejorarlas”, señaló el experto en cambio climático.
Discusiones. El cómo aumentar la ambición de los INDC será una de las discusiones que se tendrá en la próxima cumbre climática, así como la forma en que se reportará el avance en dichas metas y el financiamiento proveniente de ayuda internacional que los países en desarrollo requirieron para cumplirlas. El primer reporte deberá ser entregado a la convención en 2023.
“Hay mucha presión para que el Acuerdo de París empiece a operar y sus instituciones tomen fuerza. Ahí está el reto: se necesita dar tiempo a aquellos países que aún están en el proceso de ratificación, sin desalentar a los países que ya cumplieron con ello”, manifestó Pascal Girot, asesor de cambio climático del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
Asimismo, el asesor del Minae agregó: “Aunque legalmente el acuerdo ya entró en vigencia y quienes lo han ratificado deberían poder tomar decisiones, quizá no sea el momento de tomarlas con apenas 87 países y dejando por fuera a los demás. Es mejor esperar un año o dos y, eso sí, trabajar en el reglamento de implementación”.