“Por más que los queramos mucho tenemos que entender que los perros son parte de la familia, pero no son seres humanos y no podemos tratarlos como si lo fueran”, dijo la veterinaria especialista en bienestar animal Tatiana Fernández.
El etólogo (especialista en comportamiento animal) canino Leonardo Alvarado va más allá: “humanizar a un perro es maltrato animal. La ley de Bienestar Animal debería incluir el maltrato psicológico, y esto es lo que hacemos con la humanización”.
Alvarado manifestó que en su trabajo, a la hora de entrenar perros que muestran ansiedad, ha detectado los problemas que produce la humanización. A veces, narró, alguna gente llega a decir “es que volvió atrás, pero eso es porque lo volvieron a humanizar”.
¿A qué se debe? Ambos especialistas explicaron a La Nación que darle características de humano a un animal le crea confusión, lo que podría desembocar en estrés, ansiedad, alergias y problemas digestivos. Y si esta humanización incluye darles de nuestra comida o una dieta similar a la nuestra también podría causarles sobrepeso, obesidad y otros problemas metabólicos.
“Algunos pretenden que los perritos entiendan todo lo que decimos en lenguaje humano. Se ha comprobado que entienden algunas palabras, pero no podemos pretender que ellos entiendan todo, no son como niños, son perros”, manifestó.
Ellos coinciden en que a veces tratamos de entender el mundo de los canes como si fuera el nuestro. Un ejemplo se da cuando vemos que el animal destroza algo y creemos que “está enojado porque lo regañé” o “se está vengando porque lo dejé solo”.
“El cerebro canino funciona diferente. Ellos no saben interpretar este tipo de sentimientos. No se vengan, es forma de reflejar su estrés o ansiedad y de decir ‘algo me sucede y no entiendo qué es’”, señaló Fernández.
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Alvarado complementó: “empezamos a generar comportamientos inadecuados en ellos. No son niños, no son hijos, no son tus hermanos. No sustituyen ni toman el rol de un humano”.
“Si usted a un niño lo trata como un caballo va a tener problemas psicológicos serios tarde o temprano, lo mismo pasa con un perro. No podemos tratar a un animal como si fuera de otra especie”, añadió.
¿Cómo saber si los estamos humanizando?
Ambos entrevistados coinciden en que muchos rasgos de humanización son más evidentes que otros, hay algunos que podemos ver como normales, pero sí generan estrés y ansiedad porque no saben cómo interpretarlos.
Al comer. Según Tatiana Fernández, hay personas que les dan de sus mismas comidas. Esto hace que ahora sea más común ver perros con sobrepeso u obesidad, y hay otros con problemas de alergia o males digestivos.
“Todas las especies tienen necesidades distintas de alimentación. Podríamos generarles deficiencias o enfermedades. Una vez vi a un perrito con un problema cardíaco porque le daban los tres tiempos de café. Tenía años de tomar café y eso le afectó el corazón”, expuso la veterinaria.
Al dormir. Según Alvarado, una forma de humanización es que el perro duerma en la misma cama que el dueño, conforme pasa el tiempo, irá tomando posesión de este espacio.
“Si el perro duerme en nuestra cama y le damos de nuestra comida, llegará el punto en que creerá que es el jefe y él no tiene la culpa; nosotros le hemos dicho que puede ser jefe”, explicó en una entrevista el especialista en etología David Peiró.
Otro factor es contarle al perro un cuento antes de dormir o cantarle una canción de cuna, cosas que, aunque puedan parecer extremas, ambos especialistas aseguran que se dan.
Las despedidas. El etólogo comentó que, cuando nos despedimos de nuestro perro al salir de casa para estudiar o trabajar, esto también se ve como una posible conducta de humanización.
“Hay quienes se despiden más del perro que de los hermanos o los papás o los hijos. Ahí empiezan los problemas de ansiedad por separación, el perro va a sentir que su manada lo está abandonando. Nosotros aconsejamos no despedirse de los perros, les causa ansiedad por separación”, puntualizó.
Celebraciones. “Cuando al perro le hacemos la misma fiesta de cumpleaños que le haríamos a un hijo, ahí hay un problema claro de humanización, y esto puede afectar al animal”, resumió Alvarado.
“Una vez una perrita invitada, dominante, se le fue encima a la perrita cumpleañera cuando le estaban cantando con el quequito. Al final se presentaron problemas porque los perros simplemente no son humanos”.
Medicación. La veterinaria dijo también que tuvo que atender casos en los que el dueño le había dado un analgésico que tenía en su botiquín. Y esto podría generarle problemas en diferentes órganos.
Correa. Otro punto importante es que por la naturaleza animal es necesario andar el perro con correa cuando estén en espacios públicos.
“Los perros no saben cómo reaccionar. Pueden asustarse, pueden enojarse por algo. Pueden responder de un momento a otro y no podemos prever ese comportamiento. ¿Entonces, qué debemos hacer? Actuar responsablemente y ponerles correa”, destacó Fernández.
También hay que considerar que cuando nos acercamos a un perro desconocido, pretendemos que sea como cuando conocemos a alguien.
“Es normal saludar de beso a una persona que estás conociendo, pero no se puede pretender llegar y abrazar a un perro o comenzar a tocarlo si ni siquiera te ha olfateado. Pregunten al dueño antes de acercarse a un animalito”, dijo Fernández.
También es importante que los perros tengan su espacio y aprendan a estar solos.
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¿Vestir a los animales es humanizarlos?
Un tema que genera posiciones encontradas es la ropa. Fernández es enfática en que vestirlos en sí mismo no está mal, eso depende de la razón por la cual se hace.
Por ejemplo, no es lo mismo vestir a un perro en un clima frío o cuando está herido. Ella puso el ejemplo de enterizos que se utilizan para proteger a los canes después de una cirugía y evitar que expongan su herida. Muchos de estos trajes tienen los componentes estéticos de la ropa, pero tienen una razón de salud.
“Ya vestir a un perro para que se vea bonito o gracioso es otra cosa y ahí sí lo estaríamos humanizando, porque no es por salud ni por protección”, advirtió.
Alvarado fue más allá: “un perro no necesita vestimenta, a no ser que haya pasado un accidente o enfermedad que exponga su piel; su pelaje ya los protege. Nosotros necesitamos ropa para protegernos porque no tenemos tanto vello, ellos no”.
Los peligros de humanizar
Los daños para la salud del perro son de tipo físico y emocional. A nivel físico puede haber sobrepeso, deficiencias nutricionales o problemas metabólicos.
A esto se le unen las alergias: “algunas alergias en la piel se generan de la ansiedad”.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad? Las alergias son solo una forma, pero no la única. Alvarado señala que un perro que brinca mucho, que se mueve de un lado a otro o de la nada llora o ladra mucho podría tener ansiedad. “Lo hacen para llamar nuestra atención”.
Dentro de otros daños están los problemas de socialización y al tener problemas de comportamiento con otros animales o personas.
“Muchas veces ven las consecuencias y no buscan ayuda. Esto hace que la convivencia se vuelva complicada, y es el animal el que termina siendo culpado”, sentenció Fernández.
Para Alvarado, uno de los problemas es que hay mercados que ven negocios en humanizar perros: “hay hoteles para perros en donde te dicen que les leen un cuento antes de dormir, o que tienen habitación con televisión y otras cosas”.
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¿Dónde buscar ayuda? Los veterinarios pueden guiar y recomendar especialistas en comportamiento canino que ayuden a las familias a que el perro ocupe el lugar que merece sin que tenga ansiedad, estrés y problemas de salud.