Hace una década, Elon Musk visualizó el sur de Texas como la nueva base de operaciones espaciales de SpaceX, prometiendo una huella ecológica mínima y un entorno “intocado”. Sin embargo, una investigación de The New York Times revela que el rápido crecimiento de SpaceX transformó drásticamente el paisaje frágil de la región y amenazado el hábitat protegido por el gobierno de los Estados Unidos.
El impacto de SpaceX en el sur de Texas y otros lugares donde la empresa se está expandiendo es significativo. Musk expresó su deseo de lanzar las Starships, los cohetes más grandes jamás fabricados, hasta mil veces al año.
Los ejecutivos de la empresa no comentaron sobre estas preocupaciones, pero Gary Henry, exconsultor de SpaceX para programas de lanzamiento del Pentágono, aseguró que la empresa estaba al tanto del impacto ambiental y comprometida a gestionarlo. A continuación, se presentan cuatro hallazgos clave de la investigación:
1. Uso de tierras preservadas
Musk inicialmente planeó adquirir una pequeña parcela en medio de tierras públicas cerca de Brownsville, Texas, visualizando los parques estatales y las reservas federales de vida silvestre como amortiguadores naturales. Sin embargo, este plan no contempló la presencia de viviendas en Boca Chica Village y visitantes frecuentes del parque estatal. Estos habitantes y visitantes deben evacuar cada vez que se planea un lanzamiento. Además, el sitio está adyacente a uno de los hábitats más importantes para aves migratorias en América del Norte y a una playa utilizada por las tortugas marinas de Kemp, la especie de tortuga marina más amenazada del mundo.
2. Promesas incumplidas
SpaceX prometió inicialmente un impacto modesto con la creación de cientos de empleos y una inversión de $50 millones. Sin embargo, la inversión actual asciende a $3.000 millones y la expansión incluye una segunda plataforma de lanzamiento. El crecimiento industrial causó congestión en la carretera de dos carriles hacia Boca Chica, y algunos de los 3.400 empleados y contratistas de la compañía de Musk deben utilizar aerobarcos para llegar al trabajo. Además, SpaceX comenzó a probar el Starship, un cohete mucho más grande que el Falcon, no previsto originalmente por la FAA.
3. Devastación de tierras públicas
En abril de 2023, durante el primer lanzamiento de prueba de una Starship, el cohete falló y fue autodestruido, esparciendo escombros sobre el hábitat de las aves, el parque estatal y la playa. Desde 2019, al menos 19 pruebas de SpaceX causaron incendios, explosiones y otros problemas. Incluso los aerobarcos utilizados por los empleados han creado nuevos peligros, según el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
4. Prioridad a las ambiciones espaciales
Musk aprovechó las limitaciones y misiones contrapuestas de varias agencias gubernamentales. La FAA, responsable de promover la seguridad en los viajes espaciales, tuvo que equilibrar su misión con la protección ambiental. Los Estados Unidos dependen significativamente de SpaceX para lanzamientos de satélites comerciales y de defensa. La NASA y el Departamento de Defensa también planean usar el Starship para futuras misiones.
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