París
El pH de los océanos aumentó, en promedio, un 26% en los últimos 200 años, al absorber más de un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que genera la actividad humana y seguirá en aumento, advirtieron 30 investigadores quienes revisaron centenares de estudios existentes sobre este fenómeno para redactar una síntesis que presentaron con motivo de la 12ª reunión de la CDB, la convención de Naciones Unidas sobre la protección de la biodiversidad.
Este informe subraya la gravedad del fenómeno - su rapidez es sin precedente- su impacto muy variado y el hecho de que va a seguir aumentando en las próximas décadas.
"Es inevitable que de aquí a 50 o 100 años, las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono aumenten la acidez de los océanos a niveles que tendrán un impacto enorme, casi siempre negativo, sobre los organismos marinos y los ecosistemas, así como sobre los bienes y servicios que proporcionan", escriben los científicos.
La acidez de los océanos varía naturalmente a lo largo de un día, de las estaciones, a escala local o regional y también en función de la profundidad del agua. Pero "ecosistemas y los habitantes de las costas sufren una mayor variabilidad que los que están en alta mar", dicen los científicos.
Algunos trabajos han mostrado que la fertilización de algunas especies es muy sensible a la acidificación de los océanos, mientras que otros son más tolerantes.
Los corales, los moluscos y los equinodermos (estrellas de mar, erizos, pepinos de mar, etc.) están particularmente afectados por este cambio que reduce su ritmo de crecimiento y su tasa de supervivencia. Algunas algas y microalgas pueden, en cambio, beneficiarse como algunos tipos de fitoplanctons.
El informe hace hincapié en el impacto socioeconómico ya visible en algunas regiones del mundo: en la acuicultura en el noroeste de Estados Unidos o en el cultivo de ostras.
Los riesgos para las barreras de corales de las zonas tropicales son también una "enorme preocupación, ya que los medios de subsistencia de unos 100 millones de personas dependen de estos hábitats", advierten.
Aunque el impacto de la acidificación océanica es un campo de estudio donde queda mucho por hacer, los investigadores subrayan que "sólo la reducción de emisiones de CO2 permitirá detener este problema".