Más de 600 niños de 20 escuelas en Dota y Coto Brus se graduaron con el título de “detectives de aves”, como parte de un programa de los Observatorios de Aves en Costa Rica y con el apoyo de la Universidad de Cornell.
Los estudiantes asistieron durante seis meses a clases, donde aprendieron a usar binoculares para su observación, identificar diferentes especies y formas de conservación ambiental.
La graduación fue en la estación de los observatorios Madre Selva, en el Cerro de la Muerte.
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Pablo Elizondo, director ejecutivo de la Asociación Observatorios de Aves (CRBO por sus siglas en inglés), afirmó que “la conservación de nuestros recursos empieza por la sensibilización de las nuevas generaciones en temas de conservación, estos niños son nuestros embajadores, ya que una vez concluido el programa tienen la capacidad de hablar sobre la importancia de las aves en sus casas y comunidades”.
Costa Rica es uno de los países con más especies de aves por kilómetro cuadrado. En el país se conservan más de 900 tipos, entre migratorias y residentes.
Alejandra Robledo, coordinadora del programa de educación de los observatorios destacó que “los niños participan activamente de actividades y giras a estaciones biológicas, donde logran interactuar con investigadores y realizar dinámicas que les ayudan a valorar la importancia de los recursos naturales”.
Este es el tercer año de la iniciativa, que acumula más de 1.000 graduados. El programa es respaldado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, la Municipalidad de Dota, el Club de Aves de San Vito y maestros de las comunidades donde se desarrolla.