A la fecha, 41 organizaciones ostentan el sello c-neutral otorgado por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
Para William Alpízar, jerarca de la Dirección de Cambio Climático (DCC) del Minae, la certificación goza de “buena salud” con apenas cuatro años de vigencia.
Por tal razón, el Minae analiza, junto con el Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco), extender los alcances de la norma nacional de carbono neutralidad (INTE-01-06:2011) a Centroamérica, para que más firmas puedan certificarse como bajas en ese elemento.
“Esto permitirá que las unidades costarricenses de compensación (UCC) generadas dentro del mercado nacional sean fungibles en otros mercados”, explicó Alpízar.
Costa Rica creó las UCC para que las organizaciones pudieran compensar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) que no pudieran reducir porque eso afectaría su producción.
El dinero generado por las UCC sirve para financiar el Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA) del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), el cual paga a los finqueros por mantener el bosque en pie y así evitar la deforestación, entre otros servicios ambientales como protección de acuíferos y biodiversidad.
“Centroamérica siempre tiene los ojos puestos en Costa Rica y la gente está deseosa de saber cómo se resuelven las cosas aquí”, comentó Silvia Chaves, de Florex, una mediana empresa ya certificada.
Contexto mundial. Costa Rica se adelantó a otros países al anunciar, en el 2007, su pretensión de alcanzar la carbono neutralidad en el 2021.
Este diciembre, en la ciudad de París (Francia), tendrá lugar la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático (COP21).
Esa reunión tiene el reto de lograr que 195 naciones se comprometan a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global, ya que si el planeta sigue incrementando su temperatura, la vida –como se conoce hoy– será insostenible .
Por ello, y en su informe sobre disparidad de emisiones , el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) alertó sobre la importancia de reducir las emisiones al máximo para que la ecuación quede en cero en el 2100; es decir, que cada emisión sea compensada.
En eso es que trabaja Costa Rica, y el sello c-neutral es uno de los mecanismos que utiliza.
Atraer inversión. Para Alpízar, el sector privado es aliado clave para alcanzar, como país, la carbono neutralidad.
“Si la cantidad de organizaciones comprometidas con el ambiente continúa aumentando de esta manera, se incrementará la cantidad de emisiones reducidas y, por consiguiente, estaremos más cerca de ver los frutos del esfuerzo conjunto”, dijo Alpízar.
De hecho, los empresarios lo ven como una oportunidad para ser competitivos, porque se favorece la producción a un menor costo operativo, los diferencia de la competencia y les abre puertas a otros mercados.
“Cada vez más, el sector privado comprende que la competitividad no está desligada de las emisiones”, dijo Alpízar, y agregó: “Podemos demostrar que reducir emisiones no empobrece; al contrario, genera riqueza y opciones de desarrollo”.
De hecho, muchas empresas ya certificadas generan encadenamientos , ya que lo que hace un proveedor puede impactar negativamente la cantidad de emisiones de la empresa y, con ello, comprometer el sello.
Así lo ve la Alianza para la Carbono Neutralidad , un grupo de empresas ya certificadas que, al preferir proveedores más verdes, motivan a las pequeñas y medianas empresas (pymes) a sumarse al sello c-neutral.
“Eso ha puesto presión a sus proveedores y eso mismo pasaría con las grandes empresas que quieran instaurarse en Costa Rica”, estimó Alpízar.
Chaves y Alpízar coinciden en que, gracias a esa base empresarial y al contexto que se vive con la COP21, existe una oportunidad para atraer inversión extranjera que comparta esa filosofía de eco-competitividad.
“Ya tenemos clientes en otros países que, gracias a la norma, nos contactan. Por ejemplo, la normativa de los europeos es tan rigurosa que tienen que compensar las emisiones de los turistas que viajan. Ellos buscan empresas como las nuestras porque saben que nuestra operación le ayuda a la suya”, comentó Cristina Calvo, de Asuaire Travel, una pyme ya certificada con el sello.
“Travel Excellence no solo compite a lo interno del país, sino que ya podemos competir como Costa Rica frente a destinos como Panamá, Nicaragua y el resto de Centroamérica”, destacó José Álex López, de Travel Excellence, otra pyme que es c-neutral.
Reto. Alpízar explicó que la norma nacional garantiza la estandarización de procesos de medición, reporte y verificación (MRV) y, con ello, la transparencia en el reporte de inventarios. “No solo de las empresas, sino del país como un todo”, aclaró.
Sin embargo, el sello c-neutral enfrenta retos. Por un lado, la escasez de personal en la DCC impide que se puedan hacer más cosas o acelerar procesos.
También está el desafío de sumar más empresas de distintos sectores, principalmente aquellas cuyas emisiones de GEI inflan el inventario nacional.
“Creo que un rol que puede asumir la DCC, en gran medida, es acercarse a aquellas empresas que tienen un impacto significativo a nivel país; como por ejemplo, en el tema energético, visto tanto en transportes como producción eléctrica. No es solo esperar que las empresas vengan, como ha sido la típica actitud gubernamental, sino tender un puente a los grandes emisores”, sugirió López.
Alpízar identificó un reto más: posicionar el sello como único en su clase, ya que cuenta con el reconocimiento del Gobierno.
“Existe una proliferación de empresas que ofrecen reconocimientos de carbono neutralidad bajo otros esquemas en los cuales no se tiene claro qué norma siguen y cuáles son los procesos de medición, reporte y verificación que emplean; lo cual genera distorsiones, falsos mensajes que pueden provocar desprestigio a quienes se acojan a dichos esquemas”, advirtió Alpízar.