Marrakech, Marruecos
Representantes de 196 países cierran este viernes la cumbre del clima en Marrakech (Marruecos) dispuestos a avanzar en sus negociaciones, sin dejarse intimidar por la volátil situación política en Estados Unidos tras la elección del republicano Donald Trump.
Hace un año la comunidad internacional aprobó la declaración más firme alcanzada hasta ahora contra el cambio climático, conocida como Acuerdo de París, y en esta cumbre empezaron las complejas negociaciones para implementarlo.
Para este ambicioso acuerdo, que fuerza a las naciones a monitorear mutuamente sus esfuerzos contra el cambio climático, se necesitó más de una década de negociaciones.
Ahora los países firmantes no parecen dispuestos a echarse atrás, sea cual sea la decisión de Trump, que ha dicho públicamente que no cree en el fenómeno del cambio climático.
Las negociaciones se dividen en numerosos capítulos, principalmente financiación, transparencia (control mutuo) y transferencia de tecnología.
El ritmo negociador es lento y abierto en todos los frentes, como ha sucedido habitualmente en las grandes citas de Naciones Unidas sobre el clima. Nada está cerrado hasta que todo está concluido, reiteran negociadores y las organizaciones no gubernamentales.
"Pedimos el máximo compromiso político para combatir el cambio climático, una prioridad urgente", proclamaron los 196 países asistentes en una declaración solemne el jueves.
"Nadie quería ir al enfrentamiento aquí, los debates han sido constructivos pero también algo caóticos y queda mucho por hacer", explicó a la AFP una fuente europea bajo anonimato.
En cuanto a la transparencia, los países debaten la conveniencia de crear una plataforma que recoja periódicamente las acciones de lucha contra el cambio climático de cada país.
Según el Acuerdo de París, los países deben presentar sus avances medioambientales cada cinco años. Pero antes hay que ponerse de acuerdo sobre los criterios científicos universales.
Antes de la cumbre celebrada en París en 2015, un número récord de países anunció por primera vez en la historia sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero hacia el horizonte 2030.
Pero la forma de contabilizar esas emisiones difiere de unas regiones a otras, o incluso entre países vecinos.