En octubre, Isla del Coco vive una mayor presión de pesca. En promedio, los guardaparques observan entre 15 y 20 embarcaciones que permanecen cerca de 30 días merodeando el parque nacional.
La Isla posee una de las mayores biomasas de peces en los trópicos (7,8 toneladas por hectárea) y esto atrae a pescadores ilegales que ingresan al área protegida a sabiendas de que está prohibido.
Asimismo, la Isla sufre pesca ilegal durante todo el año. En los meses lluviosos de setiembre y octubre se producen picos. Así lo determinaron dos estudios independientes: uno de los biólogos de Misión Tiburón, y otro de Adrián Arias, de la Universidad James Cook, de Australia.
“Eso sugiere un aumento de la pesca ilegal durante los meses de época lluviosa, lo cual probablemente esté relacionado con una mayor concentración de nutrientes en las aguas del Parque Nacional Isla del Coco (PNIC), que produce un aumento en la biomasa de consumidores (como atunes y tiburones )”, detalló Andrés López, de la organización Misión Tiburón.
Sin embargo, todo no se debe a la lluvia. Durante esos meses, se observa una influencia de corrientes, así como mayores concentraciones de clorofila y oxígeno.
Corrientes y montes. Entre agosto y octubre, la contracorriente ecuatorial –ubicada a unos 30 metros de profundidad– llega a la Isla desde el oeste junto a la corriente de Cromwell (a 100 metros de profundidad).
“Esa corriente choca contra los montes submarinos y empuja así los nutrientes del fondo hacia arriba”, explicó Omar Lizano, del Módulo de Información Oceanográfica del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (MIO-Cimar).
Al estar más cerca de la superficie, esos nutrientes entran en contacto con la luz y se genera una mayor actividad de fotosíntesis de organismos conocidos como fitoplancton (algas en miniatura).
Este fitoplancton, a su vez, es el alimento del zooplancton (larvas de moluscos y crustáceos, entre otros), y así continúa la cadena alimentaria: el zooplancton atrae especies marinas menores; estas, a grandes depredadores, como atunes y tiburones.
“Dependiendo de cuán cerca esté ese monte submarino de la superficie, los pescadores lo llaman ‘bajos’”, explicó Marco Quesada, de Conservación Internacional.
“Al darse esto a un nivel tan superficial, es menor el esfuerzo para la pesca”, añadió Lizano.
Según López, el 80% de las líneas de pesca halladas entre el 2012 y el 2014 dentro del parque estaban en la zona nordeste.
De hecho, allí existe un monte submarino reportado por Lizano en el 2012.
Sin embargo, Maikel Pérez, guardaparque del PNIC, reportó una mayor actividad de pesca ilegal este año en el sector sur .
Eso concuerda con lo indicado por el estudio de Misión Tiburón: “Aunque es claro que una gran mayoría de las líneas fue hallada al nordeste del PNIC, hubo un bajo porcentaje que apareció al lado sur. Estas últimas se encontraron a tan solo cuatro kilómetros de la Isla”.
“Podría ser que haya influencia de la contracorriente, y que los afloramientos se den allí debido a las rocas existentes”, dijo Lizano.
Otros factores. Asimismo, datos provistos por el MIO-Cimar reflejan máximos de clorofila y oxígeno en octubre. Esto evidencia productividad primaria (plancton).
“Atunes, tiburones y otras especies pelágicas prefieren aguas más frías y más ricas en oxígeno, lo cual ocurre entre setiembre y octubre, cuando los avistamientos de estas especies son más comunes”, comentó el biólogo Randall Arauz, de Pretoma.
Arias también encontró una relación con la Luna. Los picos de pesca ilegal se dieron en el tercer cuatrimestre del año y cercanos a las lunas nuevas.
“Supongo que es una combinación de factores. Primero, algunos científicos creen que, durante la luna nueva, los peces pequeños están más cerca de la superficie debido a la poca cantidad de luz disponible; detrás de estos vienen los depredadores (como tiburones y atunes). Segundo, las noches oscuras camuflan las actividades ilegales, así que, durante lunas nuevas del tercer cuatrimestre (cuando más ocurre la pesca ilegal en PNIC), puede haber mejor pesca y es más difícil para los guardaparques y guardacostas ver las embarcaciones ilegales”, manifestó Arias.
“El conocimiento de todas estas variables le ayuda a uno a saber qué pasa, y esto ayuda a dictar políticas de protección para el parque”, agregó Lizano.