La Organización Meteorológica Mundial (OMM) salió al paso de los cuestionamientos emitidos por muchos escépticos del cambio climático, quienes consideran que las bajas temperaturas registradas en el medio oeste de Estados Unidos evidencian la inexistencia del calentamiento global.
“El clima frío que sufre el este de Estados Unidos no contradice el cambio climático”, afirmó el viernes en Ginebra Petteri Taalas, secretario general de la OMM, agencia especializada de Naciones Unidas (ONU).
Entre quienes se adhieren a la tesis rechazada por la OMM, se encuentra el presidente estadounidense Donald Trump, quien el pasado 28 de enero publicó en su cuenta oficial de Twitter, un mensaje en el que nuevamente puso en duda el calentamiento global.
“En el hermoso medio oeste, la temperatura del viento está bajando hasta los -60 (-51 ºC), el mayor frío registrado. En los próximos días, se espera que (los termómetros) caigan aún más. La gente no puede estar afuera ni siquiera unos minutos. ¿Qué diablos está pasando con el calentamiento global? Por favor, vuelve rápido, ¡te necesitamos!”, expresó el jefe de Estado.
La agencia especializada aclaró el viernes que, a nivel global, el mes de enero se caracterizó por los registros extremos que van desde el frío polar alcanzado en grandes áreas del territorio norteamericano pasando por las olas de calor registradas en América del Sur u Oceanía.
“En general, y a nivel global, ha habido una disminución en los nuevos registros de temperaturas frías como resultado del calentamiento global, pero las temperaturas frías y la nieve seguirán siendo parte de nuestros patrones climáticos típicos en el invierno del hemisferio norte. Tenemos que distinguir entre el tiempo atmosférico (a corto plazo) y el clima (a largo plazo)", dijo Taalas.
El titular de la OMM explicó que el calentamiento del Ártico ha sido el doble del promedio mundial, por lo que una gran fracción de la nieve y el hielo en la región se ha derretido.
“Esos cambios están afectando los patrones climáticos fuera del Ártico en el hemisferio norte (...) Lo que sucede en los polos no se queda en los polos, sino que influye en el clima y las condiciones climáticas en latitudes más bajas, donde viven cientos de millones de personas”, expresó
¿Qué ocurre en Estados Unidos?
Según aclaró la OMM, las gélidas temperaturas son producto de un fenómeno llamado vórtice polar, el cual consiste en “una gran zona de bajas presiones y aire frío que rodean el Polo Norte, con fuertes vientos en sentido contrario a las agujas del reloj, conocidos como corrientes en chorro, que atrapan el frío alrededor del Polo”.
Estas alteraciones en las corrientes en chorro y la entrada de masas de aire más cálidas a media latitud pueden alterar la estructura y la dinámica del vórtice polar, enviando el aire del Ártico hacia el sur a latitudes medias y trayendo aire más caliente al Ártico.
El organismo mundial incluso señala que este no es un nuevo fenómeno, pero que cada vez hay más investigaciones sobre el impacto que tendría el cambio climático sobre el mismo.
Calor extremo y grandes incendios
Mientras que el frío polar congela a muchos estadounidenses, en Chile se han sobrepasado los récords de calor. El pasado 26 de enero se registró un nuevo máximo histórico de 38,3ºc en la capital, Santiago.
Por otro lado, Argentina se ha visto afectada por una ola de calor y tanto la parte noreste del país como partes adyacentes de Paraguay, Uruguay y Brasil sufrieron grandes inundaciones, con precipitaciones muy por encima de la media histórica.
La OMM destacó el caso de la ciudad argentina de Resistencia, que registró una precipitación récord de 224 litros por metro cuadrado, muy superior al máximo anterior de 206 l/m2 registrados en enero de 1994.
Del otro lado del mundo, Australia tuvo el mes de enero más cálido jamás registrado y sufrió una serie de olas de calor sin precedentes, tanto por su tamaño como su duración. En general, las lluvias disminuyeron un 38% respecto a la media de enero y Tasmania tuvo su enero más seco registrado.
Según la agencia de la ONU, las olas de calor comenzaron a principios de diciembre de 2018 y continuaron durante el mes de enero. La ciudad de Adelaida alcanzó un récord de 46,6ºC el 24 de enero, y otras ciudades en el sur del país, como Whyalla (48,5°C) Caduna (48,6°C) o Port Augusta (49,1°C), también alcanzaron temperaturas récord.
Desde mediados de enero, las condiciones extremadamente secas y calurosas han provocado grandes incendios en el centro y sureste de Tasmania, al sur del país. El 28 de enero el servicio de Bomberos de Tasmania había informado de 44 incendios.