No sé qué día es, solo sé que tengo ganas de comer. Voy a entrar en una casa donde estoy viendo un plato de comida. Con el estómago vacío no puedo pensar en peligros o que alguien pueda hacerme daño; tengo hambre. El plato de alimento está vacío, veo a una persona que se acerca, trae algo en su mano, pero no parece ser comida. Moveré la cola para saludarlo... ¿Por qué me mira así? Mejor me agacho, tengo miedo. Ay, qué dolor, ¿qué me hicieron? Veo mucha sangre caer a mi alrededor, a como puedo corro, no quiero que me golpeén otra vez con esa cosa plateada que me lastimó el hocico. Me voy a quedar echado en esta acera, tal vez si no me pongo inquieto me deje de doler. Estoy confundido, me siento desorientado, débil y con mucho dolor. No sé cuánto tiempo ha pasado. Mientras se me cierran los ojos veo que se acerca otra persona, pero no para hacerme daño; con una sábana me recoge, me sube a un carro, no sé para dónde vamos...
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El 8 de julio las masas reaccionaron en las redes sociales ante lo que calificaban como una atrocidad. Un perro de dos años y de mediano tamaño había sido agredido brutalmente: un certero machetazo dejó guindando la mitad de su hocico. Así lo mostraba una trágica imagen, que en horas se volvería viral.
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Hoy Duke literalmente abraza, corre y saluda a quien pasa a su lado. Su comportamiento podría calificarse de natural al tratarse de un perro, al ser parte de la especie denominada “mejor amiga del hombre”, pero en su caso ese comportamiento podría resultar atípico luego de que justamente un humano lo dañara con una saña inaudita.
El 8 de julio del 2016, este perro de 14 kilos recibió un machetazo que desprendió la mitad de su hocico, incluida la nariz y gran parte de sus dientes.
Luego de la atrocidad de la que fue víctima, una foto en la que se le mostraba indefenso con parte de su rostro en carne viva se hizo viral en redes sociales, causó conmoción tanto en los costarricenses como en habitantes de otros países y provocó que la Asociación Vida Animal, junto con el apoyo de muchos ticos, lo salvaran a tiempo. Hoy, según se percibe al instante, Duke es un perro feliz.
El caso es que la agresión que sufrió este pequeño de ojos almendrados y orejas puntiagudas hizo que la indignación se propagara y que esta vez, de verdad, quisieran hacer algo por no permitir más las brutalidades que sufren muchos animales.
Se puede decir que hoy Duke es el símbolo del maltrato animal en nuestro país. Su imagen inocente y debilitada tocó fibras y revolucionó como nunca el pasar del querer al hacer.
Muchísimas personas se preocuparon por él y gran cantidad de donaciones empezaron a llegar para que Duke, el guerrero –como aparece en su página de Facebook en la que tiene aproximadamente 15.000 seguidores–, se recuperara y saliera adelante del doloroso proceso.
Verlo conmociona y ser conscientes de lo que pasó es un golpe fuerte a la razón. ¿Por qué maltratarlo de tal manera?
Sin embargo, su inquieto temperamento, sus constantes lengüetazos y su simpatía dejan como enseñanza que estas criaturas que nos acompañan en el mundo a los seres humanos “racionales y pensantes” están llenas de bondad.
Así es Duke, bondadoso, aunque también muy travieso.
Renacer
Como sustituto de su nariz tiene dos orificios totalmente expuestos en los que se ve su piel, algo así como si se la hubieran arrancado. Gracias a dos operaciones está vivo y puede respirar con normalidad. Cuando sus rescatistas lo encontraron se estaba ahogando por la sangre que involuntariamente tragó. Como todo un luchador pudo estornudar y se salvó.
Luego del estornudo salvador vinieron las intervenciones: una en la que, luego de quitarle la parte del hocico que le dejaron colgando, los veterinarios que le atendieron optaron por tomar la piel que le quedaba y unirla a “su cachete”, según explica Marianella Navarro, una voluntaria de la Asociación Vida Animal que lo adoptó desde agosto pasado. Así se reconstruyó su rostro.
La segunda operación fue para habilitarle las fosas nasales y que así pudiera respirar. Eso sí, se debe ser muy cuidadoso para no lastimar su nueva nariz, y es que estornuda cuando sus acompañantes menos se lo esperan.
“Eso es lo único que les advierto a las personas que se le acercan: que él en cualquier momento les puede estornudar”, manifestó Navarro, quien ya se proclama como su mamá.
Días después de las intervenciones, Duke volvió a sorprender a todo un país que estuvo deseando que mejorara: a pesar de carecer de la mitad se su hocico, pudo comer por sus propios medios carne enlatada. Actualmente consume con total normalidad alimento concentrado y hasta zanahoria.
En números
Duke vive en Tres Ríos centro, comparte casa con casi 20 animales más; 10 son sus “hermanitos” y otros viven en su hogar temporalmente. Todos son víctimas de maltrato o abandono.
Según datos brindados por el Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA), el año anterior recibieron 233 denuncias por maltrato a animales de compañía.
Hasta esta fecha del 2016 se han interpuesto 212 denuncias.
En el caso de las quejas por falta de bienestar animal (que es cuando se mantienen animales a la intemperie, sin agua, alimento o correas cortas, entre otras condiciones), las cifras son nueve veces el número en comparación a las del maltrato. En el 2015 hubo 1.815 denuncias; en lo que va del 2016 alcanzan 1.245.
Después de 18 días desde el ataque que recibió Duke, llegó un motivo de celebración: los medios de comunicación anunciaban que la Ley de Bienestar Animal propuesta en la Asamblea Legislativa había sido aprobada en primer debate.
Lamentablemente para las víctimas que no tienen voz, esa noticia positiva que los acercaba a tener un respaldo fue efímera.
El diputado del Movimiento Libertario, Otto Guevara presentó una consulta constitucional ante la Sala IV, en la que pidió la revisión de la ley.
La institución determinó que la ley tenía problemas de fondo y sugirió hacer los cambios, lo que significa que el avance que se había logrado se disipó.
Sin embargo, los diputados Marcela Guerrero del Partido Acción Ciudadana (PAC) y Ronny Monge de Liberación Nacional (PLN) , propulsores de este proyecto de ley, trabajaron en un nuevo texto con los cambios sugeridos por la Sala, que contemplan la disminución de penas de cárcel y de multas para quienes dañen o maten intencionalmente animales.
Ese nuevo texto fue aprobado en primer debate en la Asamblea Legislativa el 21 de noviembre. De los 47 legisladores que votaron, 44 estuvieron de acuerdo.
Por otro lado, eventualmente el Tribunal Supremo de Elecciones podría consentir un referendo para que el pueblo decida si se aprueba un proyecto de ley contra el maltrato animal, esto gracias a que la Asociación para el Bienestar y el Amparo de los Animales logró recolectar las 130.000 firmas requeridas para llamar al pueblo a la votación, pues significan el 5% de las personas que componen el Padrón Nacional.
Agente de cambio
Sin quererlo, Duke se convirtió no solamente en un símbolo, sino también en un colaborador. Actualmente se dedica a visitar centros educativos en los que junto con sus “madrinas” de la Asociación procuran educar a los niños sobre el trato que deben recibir los animales.
Además, todas las donaciones que hacen algunas personas para el pequeño guerrero son destinadas a pagar tratamientos de algunas de las criaturas que ayudan en Vida Animal.
Recientemente, Duke terminó de hacer las fotos para el calendario del 2017 que se venderá para recaudar fondos y con ellos tratar de solventar los gastos de los animales que sufren de indiferencia, agresión y muchas veces del silencio de quienes no alzan la voz por defenderlos.
Aunque Duke no habla, él predica con el ejemplo; también corre, muerde billetes y destroza la ropa de sus “hermanitos” con el único colmillo que tiene.
Un individuo trató de quitarle la vida a Duke, pero con su acción le regaló el cariño de una gran parte del país que intenta gritar: ¡no al maltrato animal!