Organizaciones protectoras de animales señalan que regalar animales debe ser una decisión consensuada, tras reflexionar sobre la atención que habrá que brindarle.
La escena parece salida de una película: un hermoso cachorro con un lazo rojo en el lomo le lame el rostro a su nueva dueña, eufórica tras haber recibido un regalo tan adorable en Navidad.
Sin embargo, con el paso de los días, la joven pierde interés por el animalito, que se orina en la alfombra, se come los zapatos y llora durante toda la noche.
Mejor lo regala a alguien que tenga la paciencia para atenderlo, plata para el alimento y citas con el veterinario...
Esta situación se repite, una y otra vez, al atenuarse la emoción de las festividades, aseguran representantes de organizaciones protectoras de animales. Ellos piden mucha cautela a aquellos que estén interesados en regalar un animal.
En el mejor de los casos, tras el regalo, la mascota es sometida al desarraigo que implica trasladarla a una nueva casa y, en el peor de los casos, termina abandonada en la calle.
“El problema de cuando un animal se adquiere como obsequio, es que el futuro dueño no se haya comprometido o incluso tenido tiempo de reflexionar si puede y quiere asumir esa responsabilidad”, advirtió la médica veterinaria Melania Gamboa, de World Animal Protection (organización antes conocida como la Sociedad Protectora de animales o WSPA).
Por ejemplo, un estudio hecho en el 2011 por World Animal Protection reveló que de los 583.000 perros con dueño en la Gran Área Metropolitana, la mitad llegó a la casa como regalo.
“Los datos nos hacen preguntarnos cuántas familias realmente se tomaron el tiempo para pensar sobre la inversión de tiempo, dinero y dedicación que implica”, añadió Gamboa.
Esta situación ha motivado a organizaciones, entre ellas, la Asociación Humanitaria Para la Protección Animal (AHPPA), a extremar las advertencias sobre dar perros y gatos en adopción.
“Hablamos muy en serio de que las adopciones son de por vida y no solo para el día de la emoción de los regalos”, manifestó Lilian Schnog, presidenta de la AHPPA.
Lo cierto es que, aunque puedan parecer peluches, los animales son, más que juguetes por regalar, hijos que se adoptan. Por ello, si bien se puede aprovechar una fecha especial como la Navidad para integrar a un nuevo miembro al hogar, esta decisión nunca debe tomarse a la ligera.
Si más de una persona reside en la casa, la llegada del animal debe acordarse conjuntamente, aconseja María Angélica Ortega, de la Asociación Nacional Protectora de Animales (ANPA).
“Nunca se debería comprar un animal por puro impulso. Hay que analizar esto en familia y que nadie se vaya a sentir incómodo”, advirtió.
Compra responsable. Ortega también destacó que los futuros dueños deberían participar en elegir al animal que más se adapte.
Es vital indagar sobre la “personalidad” de la mascota y, cuando se trata de un perro de raza, se debe elegir una raza adecuada para las condiciones del hogar.
“Conocer a los papás (de la mascota) es como la carta de recomendación y es importante ver las instalaciones en las cuales estuvo, para certificar las condiciones. Nunca se debe comprar un cachorro menor de dos meses, que son los que van a tener problemas de conducta por falta de socialización”, advirtió Ortega.
Recomendó abstenerse de comprar cachorros en sitios públicos como centros comerciales, donde suelen darse las ventas de cachorros en esta época.
Finalmente, la funcionaria recordó que hay muchos criadores de perros que suelen anunciarse en todos lados como en redes sociales, páginas web, revistas o afiches. Ellos hacen las ventas en reconocidas tiendas de mascotas, en sitios públicos como parques, ferias del agricultor e incluso rotondas.
“El problema de comprarle animales a una persona que no sabemos cómo los ha criado es el riesgo de ser estafados, ya que venden animales enfermos, agresivos y a veces no es la ‘raza’ que se esperaba”, concluyó Ortega.