El color celeste que ve el ojo humano en el agua del río Celeste cuando el líquido está en el lecho del río ---y no, cuando se saca de este--- no es un fenómeno químico, sino óptico.
Así lo determinaron científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de la Universidad Nacional (UNA).
Esto quiere decir que el color no es producido por una sustancia química que colorea el agua, sino, que es producto de una percepción del ojo humano debido a la dispersión de la luz solar.
De acuerdo con los científicos, una sustancia blancuzca que recubre todas las piedras del fondo del río ---que es un tipo de mineral compuesto de aluminio, silicio y oxígeno--- refleja los tonos celestes de la luz que llega al río.
Dos contribuyentes. El río Celeste está formado por el Quebrada Agria y el Buena Vista. De los tres se tomaron muestras de agua y en los tres se encontró el mineral aluminosilicatos.
Sin embargo, las partículas de este son más grandes en el río Celeste por lo cual solo ahí se produce el efecto óptico.
Específicamente, los científicos vieron que en el río Buena Vista, las partículas tienen un tamaño de 184 nanómetros y en el río Celeste, de 566 nanómetros.
En cuanto al afluente Quebrada Agria, vieron que sus aguas son altamente ácidas (grado de tres), es decir, contienen iones hidronio (H3O+).
“Al estar cargados positivamente, estos iones hacen que las cargas negativas de las moléculas de los aluminosilicatos ya no se repelan y se aglomeren en partículas más grandes. Esto es lo que ocasiona el aumento del tamaño de las partículas desde los 184 nm hasta alrededor de los 566 nm”, explicó el investigador principal, Max Chavarría Vargas.
El artículo de los científicos costarricenses será publicado en la revista científica estadounidense Plos One.