En noviembre de 2016, el huracán Otto cruzó el país desde el Caribe hasta el Pacífico. Las imágenes de Upala (Alajuela) y Bagaces (Guanacaste) aún resultan dolorosas para un país que nunca había experimentado algo similar.
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Aunque Otto también pasó por las comunidades de Los Chiles, no acapararon titulares en las noticias. ¿Por qué?
“No fue casualidad. A pesar de que el huracán nos pasó por encima, a escasos dos días, vimos el humedal del Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro lleno de agua, es decir, estaba regulándola.
”Eso quiere decir que si el humedal no hubiera estado allí, quizá la inversión que tuvo que hacer el Estado para restaurar Upala y Bagaces se hubiera triplicado”, indicó Fabio Arias, funcionario del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
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Los humedales han evolucionado para lidiar con grandes cantidades de agua y, gracias a ello, se han perfeccionado como ecosistema al punto de ser considerados excelentes sistemas hidráulicos.
“Son ecosistemas acostumbrados a captar y retener agua. Son terrenos acostumbrados a inundaciones de índole natural, por lo que son suelos más permeables y soportan mucha precipitación”, explicó Jacklyn Rivera, coordinadora del Programa Nacional de Humedales del Sinac, en declaraciones dadas anteriormente a La Nación.
“Esos humedales amortiguaron el huracán y protegieron a las comunidades. Si estos pueblos hubieran estado en la línea de costa, no hubieran tenido protección alguna y el impacto hubiera sido mayor”, agregó Rivera en la misma entrevista.
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Ese efecto protector de los ecosistemas se observó además en el Caribe noreste. “Las zonas donde se dio más destrucción fueron las más cercanas a la costa. Conforme el viento se adentraba, iba quebrando las copas, pero no las bases. Las casitas y escuelas rodeadas por árboles resultaron ser las menos dañadas”, comentó Bernardo Aguilar, director de la Fundación Neotrópica.
Arias y Aguilar coinciden en la relevancia de los humedales en el contexto de cambio climático, cuyas proyecciones es que se exacerben los fenómenos hidrometereológicos, como huracanes y tormentas.
Así, esa la regulación hidrológica se ve como uno de los servicios ecosistémicos más importantes de los manglares.