Sharm el-Sheij, Egipto. El Mundial Qatar 2022 que arranca este mes tiene una visible presencia en el pabellón catarí de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Qatar no escatimó en gastos para publicitar su torneo en esta cumbre climática donde, sin embargo, sus delegados esquivan preguntas ligadas a críticas al evento por razones ambientales y humanitarias.
La sección de Qatar incluye un recinto con detalladas maquetas de cada estadio por estrenarse a partir de este 20 de noviembre, anexado al ala principal de la exhibición donde este país muestra sus adelantos tecnológicos de consumo energético eficiente y videos e información gráfica de la flora y fauna de esa nación.
Desde que en 2010, Qatar consiguió ser la sede del Mundial, ha construido siete estadios, un aeropuerto, un sistema de metro y varias carreteras .No obstante, el Gobierno y la organización han sido señalados por el trato dado a por lo menos 1,7 millones de extranjeros que hicieron estos proyectos.
En 2016, Amnistía Internacional (AI) acusó a la monarquía catarí de usar mano de obra forzada: trabajadores que vivían hacinados, mal remunerados, muy limitados en otras condiciones laborales y hasta con sus pasaportes confiscados. La organización de derechos humanos declaró la justa como la Copa Mundial de la Vergüenza.
A finales de octubre, incluso la selección de fútbol de Australia se convirtió en el primer conjunto clasificado en criticar abiertamente a esta nación árabe por violaciones a los derechos humanos que la organización permitió.
La FIFA, por su parte, ha publicitado que el evento constituye el primero en su clase en ser “carbono neutral” por la supuesta conciencia de la Federación Internacional de Fútbol Asociado del problema del cambio climático. La FIFA y el Comité Supremo de Entrega y Legado de Qatar se han comprometido a reducir y compensar todas las emisiones de carbono vinculadas al torneo.
Sin embargo, un análisis exhaustivo de la organización Carbon Market Watch, de mayo anterior, revela que esta afirmación carece de credibilidad debido a la aparente subestimación a gran escala de las emisiones de gases del evento y la baja calidad de los créditos de carbono que está comprando la organización para compensar el impacto climático.
Esto es a pesar de la construcción realizada de siete estadios, infraestructura extra y la asistencia esperada de más de un millón de personas que llegarán a Doha en avión.
Estadios, un legado
La Nación intentó este martes una declaración de los delegados qataríes en la COP27 sobre estas críticas. Jassin Mohamed Jaidah, vocero designado en el pabellón de Qatar, declinó comentar sobre los señalamientos directos por violaciones de derechos humanos de los trabajadores.
En su respuesta, insistió en que los estadios son un gran legado de Qatar pues, una vez concluido el torneo, varios se transformarán en otro tipo de infraestructura de servicio.
“Varios de los sitios del estadio serán reutilizados como centros comerciales, hoteles y nuevas sedes deportivas de equipos de fútbol. El estadio icónico de Lusail se volverá un espacio comunitario para escuelas, tiendas, cafés, instalaciones deportivas y clínicas de salud. Ese es el gran legado de Qatar”, respondió.
Al ser consultado por la promesa de un torneo cero emisiones, el delegado, respondió solamente que los materiales de los estadios luego serán reutilizados en otros proyectos de construcción en países menos desarrollados.
En junio de 2021, un informe de la FIFA indicó que este Mundial produciría hasta 3,6 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e). En comparación, Francia libera unas 4,2 millones de toneladas al año. La Copa del Mundo de Rusia 2018 generó 2,1 millones de toneladas de CO2.
(*) Esta historia se produjo como parte de la Asociación de Medios de Cambio Climático 2022; una beca de periodismo organizada por la Red de Periodismo de la Tierra de Internews y el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad.