Las ratas llegaron con los primeros barcos que arribaron a Isla del Coco hace 489 años y, desde entonces, se consideran una amenaza para el ecosistema.
De hecho, estos roedores están depredando tres especies de aves endémicas, únicas en el mundo, que solo viven allí.
Así lo determinó un estudio llevado a cabo por la bióloga Nancy Orias, como parte de su trabajo de maestría en el Instituto de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis) de la Universidad Nacional (UNA).
En total, Orias analizó 208 estómagos pertenecientes a las dos especies de ratas que habitan esta isla oceánica: Rattus rattus y Rattus norvegicus .
Las plumas encontradas en el tracto digestivo dieron cuenta de que los roedores consumen individuos de las especies pinzón ( Pinaroloxias inornata ), cuclillo ( Coccyzus ferrugineus ) y mosquerito ( Nessotricus ridgwayi ).
También se hallaron plumas de charrán blanco o espíritu santo ( Gygis alba ). Si bien esta no es una especie endémica, la Isla del Coco es el único sitio de anidación para esta ave, reportado en el Pacífico Tropical Oriental.
Recorridos. En el 2011, Orias visitó tres veces la isla, donde permaneció un mes. Recorrió cinco senderos: Llanos de Palo Hierro, cerro Pelón, Cascada, punta Presidio y punta Ulloa.
Al inicio y al final de cada sendero, la bióloga colocó 36 trampas Víctor (las usadas comúnmente en las casas). Para atraer a los roedores, utilizó un cebo compuesto por pedazos de coco con vainilla.
El uso de trampas permitió a la investigadora Orias determinar que existen más ejemplares de Rattus rattus que de Rattus norvegicus.
A las ratas que cayeron en las trampas se les extrajo el estómago y su contenido se preparó para ser analizado en el Laboratorio de Fauna del Icomvis.
Las plumas de aves encontradas se compararon con las existentes en el Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica (UCR). De esta forma se identificaron las especies que estaban siendo consumidas por las ratas.
Asimismo, durante los recorridos, Orias realizó conteos de las tres especies de aves endémicas, para determinar su presencia en los senderos.
Análisis estomacal. En el 8% de los estómagos se encontraron plumas de aves. “Se podría pensar que es un porcentaje bajo como para decir que hay un impacto en la población. Lo que pasa es que son especies endémicas; es decir, únicas para la Isla y eso ya las hace vulnerables”, explicó Orias.
“Incluso, aún no terminamos de conocerlas. Por ejemplo, no se sabe mucho del cuclillo, y en los conteos mostró una densidad muy baja. Empero, su probabilidad de detección es alta, en comparación con el pinzón”, agregó la bióloga.
Las ratas están depredando tanto individuos juveniles como adultos. Ese es el caso del pinzón, pues Orias encontró plumas negras, típicas de machos adultos.
“Las ratas están depredando especies que no están acostumbradas a luchar contra depredadores, por lo que son extremadamente confiadas y especialmente propensas a la depredación, lo que puede llevarlas a la extinción”, advirtió Orias.
También se constató que las ratas están comiendo insectos, moluscos, crustáceos, peces y reptiles; entre ellas, la lagartija endémica de la Isla ( Norops townsendi ). De hecho, en el 15% de los estómagos se hallaron restos de patas, uñas y piel de este reptil.
Medidas. Como primera recomendación, Orias urge un estudio de densidad de ratas, para conocer cuántos individuos hay. Esto, para evitar que cualquier esfuerzo de erradicación derive en un problema más grande, que favorezca su reproducción ante la disminución de competencia.
“Si uno empieza a reducir la población y el esfuerzo no es continuo, más bien se puede provocar una explosión poblacional”, comentó la investigadora.
Una particularidad es que sigue habiendo flujo de genes entre las ratas de la Isla y otras provenientes de continente, las cuales llegan a bordo de los barcos.
“Las ratas son buenas nadadoras, incluso tienen colonizado el islote Manuelita”, dijo Orias.
El flujo de genes mantiene la población sana y reproductivamente viable. Por eso, la bióloga recomendó prohibir el ingreso de barcos pesqueros y solicitarles medidas de control a las embarcaciones turísticas y otras dedicadas a investigación.
“El manejo de ratas es incluso un tema de salud por la gente que vive en la Isla. Sus excretas pueden contaminar fuentes de agua”, manifestó Orias.