El sentido del oído en perros y gatos es más desarrollado que en el ser humano, al punto de que estos animales poseen 18 músculos especializados en la función auditiva.
Por esto, dichas mascotas muchas veces sufren a causa de los estallidos de las bombetas durante las fiestas de fin de año. En ellos, el impacto se triplica.
“Mientras que los fuegos artificiales pueden ser divertidos para las personas, a las mascotas les causan estrés e incluso, en algunos casos, podría describirse como fobia. Debido a la agudeza de los sentidos del olfato y el oído en los perros, la sensación sonora de las bombetas es mayor en estos animales y el olor que se produce por la explosión es percibido más intensamente por ellos”, comentó Tania Guerra, médica veterinaria del Centro Veterinario Integral Personalizado.
“Al contrario de nosotros, los perros no pueden prepararse psicológicamente para el ruido de una bombeta. Ellos no prevén el estallido y los toma por sorpresa, lo cual aumenta su nivel de estrés”, agregó su colega Ricardo Corrales, también del centro veterinario citado.
El estrés acústico provoca un incremento en el ritmo cardíaco, descarga de adrenalina y aumento de las hormonas del estrés que circulan por el cuerpo.
“Eso se agrava cuando el perro es de una raza con predisposición a problemas cardíacos o es una mascota geriátrica”, comentó Corrales.
Asimismo, algunas razas son más nerviosas que otras. Es el caso de los schnauzer, french poodle y yorkshire.
Sensibilidad. El tono de un sonido es medido en Hertz (Hz), cuando son 1000 Hz, se habla kilohertz (kHz).
Una persona puede oír en un rango entre 20 Hz y 23 kHz; un perro, entre 60 Hz y 45 kHz, mientras que un gato, entre 45 Hz y 64 kHz. “Mirémoslo así: un gato, con un rango máximo de 64 kHz, puede escuchar lo que un ser humano no. La realidad es que los gatos son más sensibles que los perros a sonidos fuertes y los afectaría más”, dijo Corrales.
En cuanto a intensidad, el ruido que provoca el estallido de una bombeta puede ubicarse entre los 85 y 150 decibeles (dB). Para que usted tenga un punto de comparación, un avión de combate genera unos 130 dB.
“Un perro puede oír eso tres veces más alto que una persona estando ambos a la misma distancia de donde se emitió el sonido. Por tanto, teniendo en cuenta que un fuego artificial explota a un metro de distancia y genera unos 150 dB, esto tendría una equivalencia de 450 dB para un perro”, dijo Corrales.
Los seres humanos tampoco están exentos de las consecuencias derivadas del estrés acústico. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), por encima de los 50 dB es considerado contaminación y esto puede provocar tensión arterial y riesgo cardíaco.
¿Cómo ayudarle? “Primero que todo, hable con el veterinario sobre cómo preparar al animal. Solamente él podrá darle el mejor consejo.
Aunque existen medicamentos naturales para el control de la ansiedad, Corrales fue enfático en que no se debe medicar a la mascota sin el consentimiento del especialista.
“Un efecto adverso podría costarle caro en términos de salud”, subrayó. Lo que sí puede hacer es llevarlo a caminar o hacer ejercicio en la mañana o la tarde. Eso le ayuda a controlar la ansiedad.
Al estar cansado, el animal no prestará tanta atención al estruendo. De hecho, durante la explosión de pólvora, se recomienda jugar con él para distraerlo.
Aprenda a identificar los síntomas de su ansiedad. En canes, esta se evidencia en una salivación excesiva, temblores, jadeos y algunos ejemplares pierden el control de sus esfínteres.
Eso sí, no le estimule el miedo al consentirlo o utilizar un tono lastimero de “pobrecito”. Compórtese normalmente, eso le dará confianza. “Acondicione un área en su casa donde el perro pueda sentirse seguro. Proporciónele juguetes o paños que le brinden comodidad y dele agua”, agregó Guerra.
Algunos perros tienden a esconderse debajo de muebles. Si ese fuera el caso, lo mejor es dejarlo que busque refugio. Eso le ayudará a sentirse protegido.
Evite fugas. Otro consejo es no amarrar a la mascota, ya que podría lastimarse o estrangularse al intentar huir. Es más, evite dejarla sola durante estos eventos.
“Se debe garantizar que no existan portillos de escape. Los accesos de salida del hogar deben estar cerrados durante estas fechas, para evitar fugas. Identifique a su mascota con una placa para que, en caso de que escape, sea rápidamente encontrada”, recomendó Corrales.
Según Guerra, también se les puede entrenar para que no sientan estos sonidos como extraños.
“Puede preparar a su perro mostrándole videos o grabaciones de sonidos de fuegos artificiales previamente. Compórtese de forma natural en frente de su mascota, para que entienda que las bombetas no implican peligro”, comentó Guerra.
Otros animales. Las aves, conejos, cuilos y hámsteres también son animales que pueden ser víctimas del estrés acústico.
“Lleve a estas mascotas a un lugar seguro dentro de la casa, no los deje afuera. Si esto no es posible, cubra sus casas con algún tipo de cobertor o edredón”, recomendó Corrales.
Los caballos también pueden verse afectados. “Contacte al veterinario si usted cree que su caballo reacciona mal ante estos eventos”, aconsejó Corrales.