Siete humedales del país generan beneficios a la sociedad costarricense calculados en $3.215 millones (unos ¢1,8 billones) al año.
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A esta conclusión llegaron los investigadores del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe), de la Universidad Nacional, cuyo estudio fue encargado por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) a través del Proyecto Humedales.
“Si comparamos esa cifra con el producto interno bruto (PIB), los humedales aportan al año un poquito más que los servicios de la agricultura y un monto similar a lo aportado por el sector construcción”, dijo Olman Segura, del Cinpe.
Los investigadores valoraron los servicios ecosistémicos –por ejemplo, provisión de agua fresca, alimento y protección contra tormentas, entre otros– de humedales catalogados como sitios Ramsar debido a su importancia internacional.
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En el Caribe norte se analizaron los ecosistemas del Parque Nacional Tortuguero, Barra del Colorado y Corredor Fronterizo Norte, así como los de Caño Negro y Maquenque.
En el Caribe sur se cuantificaron los aportes de los humedales de Gandoca-Manzanillo, mientras que, en Guanacaste, el análisis incluyó los parques nacionales Las Baulas y Palo Verde, así como Lomas de Barbudal, Mata Redonda, Cipancí, Corral de Piedra, laguna Madrigal y Zapandí, así como El Tendal y Sonzapote. Por último, en el Pacífico sur se tomó en cuenta el humedal Térraba Sierpe.
Servicios ecosistémicos
Juan Ríos es guía turístico y aprovecha la existencia del humedal de Caño Negro para llevar a las personas a observar aves.
Por su parte, Rufina Gómez y Patricia Rojas son piangüeras, por lo que el sustento de su familia depende de los manglares que yacen en el humedal Térraba Sierpe, en el sur del país.
Yei Talavera imparte lecciones de surf, siendo “su oficina” el Parque Nacional Marino Las Baulas de Guanacaste.
Esos son ejemplos de servicios ecosistémicos, los cuales se pueden definir como los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas.
Hay servicios de provisión de alimento, agua fresca, fibra y combustibles, bioquímicos y materiales genéticos.
También los hay en cuanto a regulación climática e hidrológica, purificación del agua y tratamiento de desechos, control de erosión, protección ante amenazas naturales y polinización.
Otro tipo de servicios son de tipo sociocultural y se refiere al uso de los ecosistemas con fines de recreación y turismo, belleza escénica, espiritualidad e inspiracional y educación.
Además, los ecosistemas ayudan a la formación de suelo y en el ciclo de nutrientes. A estos se les conoce como servicios de soporte.
A veces, tales servicios se dan por garantizados y eso dificulta dimensionar su relevancia hasta que, lamentablemente, se pierden.
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“Alrededor de estos humedales existen actividades agrícolas que se ven beneficiadas por la polinización de insectos que viven en ese ecosistema natural. En algunos países han tenido que importar abejas para polinizar los cultivos, porque lamentablemente perdieron sus polinizadores originales”, indicó Segura a manera de ejemplo.
Valoración
Para calcular el aporte económico de los humedales, los investigadores de Cinpe recurrieron a una metodología que les permitió cuantificar el valor económico total promedio anual por hectárea.
Ese valor económico contempla tanto el uso actual como el no uso, este último referido a la disponibilidad de los recursos para las generaciones futuras.
“Estos humedades también se deprecian si los contaminamos y no los cuidamos”, manifestó Segura, como una variable por tomar en cuenta.
Si bien el estudio calculó el valor de los servicios por tipo de ecosistema (bosques, manglares, charrales, yolillales, lagunas, pantanos, ríos, océanos y mares, playas y arena), los autores llamaron la atención sobre la importancia de valorar el humedal en su totalidad, incluyendo las relaciones ecológicas que ocurren en el mismo.
“El humedal en su conjunto es el que da los servicios ecosistémicos”, recalcó Segura.
Para los investigadores, este estudio es un punto de partida que “abre el espacio a estudios primarios futuros que sean más específicos (geográfica, biológica y socioeconómicamente) que permitan una valoración con un grado de certeza mayor”.
Eso permitirá, en un futuro, utilizar este tipo de análisis para medir impacto ambiental y cuantificar los daños.
También, este tipo de investigaciones sirven para desarrollar instrumentos financieros (como impuestos o incentivos) tendientes a conservar y gestionar estos ecosistemas.
De hecho, y según Míriam Miranda, del Proyecto Humedales, los datos derivados de este análisis se están utilizando para mejorar instrumentos, como canon de agua y vertidos.
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Marcello Hernández, investigador de Cinpe y autor del estudio, sostiene que este tipo de valoraciones de servicios ecosistémicos permitirían incluso captar fondos del sector privado y la cooperación internacional.
“Existen estudios que relacionan un aumento en la productividad del café cuando, en las zonas aledañas a los cafetales, existen bosques y la salud del ecosistema es buena.
”Con ese productor de café se podría desarrollar un mecanismo financiero que le permita diferenciarse en el mercado como protector de ese bosque”, detalló Hernández.
Valor por humedal
El más extenso de los humedales analizados es Caribe Noreste, con una extensión de 75.520 hectáreas. Eso le otorga un valor económico de $1.137 millones anuales, en promedio.
Según extensión, le sigue Maquenque, con 59.583 hectáreas y genera servicios por un valor promedio de $800 millones anuales.
El humedal de Palo Verde abarca 29.041 hectáreas, las cuales generan beneficios cuantificados en $654 millones al año.
Seguidamente, Térraba Sierpe posee una extensión de 22.248 hectáreas. Su aporte es de $380 millones anuales, en promedio.
En quinto lugar se ubica Caño Negro con 10.131 hectáreas y una generación de $133 millones al año.
Por su parte, Gandoca Manzanillo posee una extensión de 10.548 hectáreas y su aporte se calculó en $90 millones.
Por último, el Parque Nacional Marino Las Baulas, con sus 1.342 hectáreas, genera $19 millones por concepto de servicios ecosistémicos.